Haz click aquí para copiar la URL
España España · El Puerto de Santa María
Voto de Fernando Polanco:
7
Terror Secuela de la película [•REC] (2006), con el mismo formato de falso documental. Quince minutos después del final de la primera parte, un grupo de policías entran en el edificio acompañados por un doctor con tal de conseguir la sangre de los infectados, en especial la de la infectada inicial que habitaba el ático, para encontrar una cura. A su vez, tres adolescentes, un bombero y un antiguo inquilino entran por el alcantarillado. Lo que ... [+]
2 de octubre de 2009
65 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mérito de [Rec] fue conseguir abrir los corazones de la masa. Los no adeptos al género de terror llenaron butacas y dieron el suficiente dinero como para sorprender con algo casi inédito en España: una secuela. ¿El secreto? Aunque parezca contrario, el amor. Dos directores amamantados, como toda una generación, por un cine muy concreto que, frente al pastiche convencional, han dado vida a un monstruo de Frankenstein desmembrando en referencias a los más grandes del horror.
Y es en esta segunda parte donde las referencias se multiplican: como ejemplos “La Cosa” de Carpenter en el momento “análisis de sangre” o los gritos infantiles de “¡cómele el coño a la puta de tu madre!”. Los “zombies” han pasado de ser “infectados” a “poseídos” en un esquinazo al primer film que a más de uno disgustará. El realismo, la espontaneidad y la falta de etiquetas de la primera acogen ahora la clasificación estándar, la linealidad e incluso el exceso de formalismos.
Con la clara intención de elevar el renovador tratamiento lingüístico de la primera parte, la cámara en primera persona no sólo muta a multicámara en algunos momentos sino que se convierte en pieza del puzle narrativo. Inicialmente como testimonio fílmico “real” de una primera y una segunda mitad por separado y, en la conclusión, como clave en la resolución de la búsqueda Medeiros (ingenioso uso técnico de los conceptos de luz y oscuridad). Jaume y Paco siguen esquivando lo gratuito en la utilización de cámaras que nos relaten lo presente y siguen jugando las cartas de una baraja que acabará por agotarse.
Obviamente, tratándose de los directores que son y de las referencias que destilan, el sentido del humor es un factor decisivo en esa catarsis tan sana “terror-humor”. Negro como la bandera estadounidense y ácido como la saliva de un Alien. Aunque se echa de menos el gamberreo de la primera parte (me refiero a toda la parte central de las entrevistas con los asiáticos y los ancianos peleones). Entendiendo las reacciones del público durante la proyección (siempre con tendencia a la exageración en los festivales) han faltado risas, momentos de relajación para el contraste (la tensión continua acaba por relajar los músculos) y personajes patéticos cuyas muertes serían disfrutables (tronchante sin embargo el marido que quiere llevarle las medicinas a su “mujer” a toda costa).
Según palabras de Paco Plaza “todo tipo de fluidos han sido bienvenidos”. Sangre con pitracos, burbujas coaguladas y desgarres cutáneos. Pero aún así hemos visto los créditos con sed de amor, de ese amor que arrullan las películas de los setenta y los ochenta y que tan bien entienden sus directores. Porque el exceso de sangre nunca es un defecto; y sospechamos que el estreno comercial de una película que nació en la cuna del cine despreocupado e “independiente” se ríe de la censura, entredientes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fernando Polanco
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow