Sin duda nos encontramos ante la película del año. Se trata de un magnífico estudio sobre las difíciles relaciones humanas existentes entre personas de distintas razas y extracción social. De forma magistral, se hilvanan una serie de historias en las que intervienen numerosos personajes de diferentes razas y donde los prejuicios y las barreras culturales y sociales provocan estallidos de incomprensión y de violencia entre ellas, dando una visión dura y pesimista de la realidad existente en la ciudad de Los Ángeles, aunque extensible a otros muchos lugares. Sin embargo, el final, en absoluto moralista, abre una puerta a la esperanza. Debería ser de visión obligada en los colegios y en las escuelas.

El guión, la música y su utilización a lo largo de la película y las interpretaciones, sobro todo la de Matt Dillon, son excepcionales, siendo justa merecedora del Oscar a la mejor película de 2005.