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Serie de TV. Fantástico. Aventuras
Miniserie de TV (1991). 2 episodios. Adaptación de la primera parte de "El Señor de los Anillos", "La Comunidad del Anillo", para la televisión soviética Leningrad Television.
22 de septiembre de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a ser considerados durante decenios como imposibles de llevar al medio audiovisual (alguna vez así los calificó el mismísimo Stanley Kubrick), los trabajos del filólogo y escritor J. R. R. Tolkien han tenido una considerable cantidad de adaptaciones al cine y la TV: cortos animados sin animación, las películas infantiles de Rankin Bass, la incompleta adaptación de Bakshi en una rotoscopia igual de incompleta, las archiconocidas trilogías de Peter Jackson, series enormemente ambiciosas, más películas animadas y también una grotesca sucesión de miniseries low-cost procedentes de los lugares más insólitos.
A este último grupo pertenece Khraniteli ("guardianes", según el traductor de Google), la primera adaptación live-action de La Comunidad del Anillo, el primero de los tres tomos en los que había sido dividido por cuestiones editoriales (para que luego se recrimine insistentemente a Peter Jackson por algo similar con cierta trilogía) El Señor de los Anillos, continuación de El Hobbit y magnum opus de Tolkien, ambientada en uno de los universos de fantasía más influyentes e imitados de la historia reciente y una novela definitoria e impulsora (junto a otras creaciones de mediados del s XX) del género fantástico contemporáneo.
Khraniteli fue emitida en una única ocasión por la Televisión de Leningrado (posteriormente Televisión de San Petersburgo) en 1991, y se dice que estuvo perdida durante treinta años hasta que en 2021 fue redescubierta y subida a YouTube para nuestro deleite. Pues si nunca hubiera aparecido tampoco nos habríamos perdido mucho.
Con una calidad propia de una función escolar grabada con una vieja cámara de vídeo doméstica, Khraniteli es, como Süpermen Dönüyor, Dünyayı Kurtaran Adam y Jaani Dushman: Ek Anokhi Kahaani, una de esas subproducciones austeras y estrafalarias que se terminan convirtiendo en leyendas del Internet profundo, pero que de las que es mejor ver sólo un vídeo resumen o una recopilación de escenas especialmente ridículas porque, aunque en principio puedan parecer graciosas, su completo visionado resulta insoportablemente aburrido (y en este caso son cerca de dos horas).
Lo primero que notamos es, obviamente, que la producción es cutre. A decir verdad, extremadamente cutre. Cuestión de medios y presupuesto, de acuerdo, pero es que inmediatamente comprobaremos que la dirección es absolutamente demencial, las interpretaciones son terribles, el montaje es pésimo y el ritmo, bueno, no es que sea malo, es que no hay ritmo alguno, y abundan los tiempos muertos de psicodelia gratuita en los que la historia no avanza y resulta realmente difícil entender qué demonios está pasando; y todo eso tiene una justificación más difícil.
Sin embargo, sí hay una explicación (que no justificación) para esto: Khraniteli se rodó del tirón en sólo 9 horas, sin apenas preparación ni planificación de ningún tipo, lo que es un disparate cuando se trata de adaptar una obra de semejante vastedad (aunque esta miniserie de dos episodios se corresponda "solamente" con el primer tercio).
La adaptación del guion y la dirección estuvieron a cargo de Natalya Serebryakova, una figura misteriosa de la que no se conocen más trabajos ni se encuentra más información salvo que es su hija (¿alguien ha dicho nepotismo?) quien da vida a Legolas en esta miniserie, porque, sí, es una mujer quien encarna a Legolas y no es ni de lejos una de las decisiones más extrañas tomadas a la hora de llevar La Comunidad del Anillo a la televisión soviética.
El inicio es altamente desconcertante. No se me malinterprete, el resto también, pero conociendo la historia por las películas de Bakshi y de Jackson o directamente por la novela de Tolkien (preferentemente, ya que hay partes omitidas en otras adaptaciones y que sí están presentes en esta) más o menos puede ir adivinándose lo que está ocurriendo. No ocurre eso con el extraño prólogo con el que comienza, pues en él aparece un narrador que bien podría representar al propio Tolkien si no fuera porque no se han molestado en caracterizarlo de forma que pueda recordar remotamente a él, así que quedará como un narrador anónimo que añade un poco más de absurdidad a todo esto (como si hiciera falta).
Sobre el prólogo en sí, pues que nadie espere algo del estilo del de la trilogía de Peter Jackson, no ya por la calidad, sino porque en lugar de poner en contexto solo confunde más: tras un minuto de un extraño montaje de planos del Anillo (que parece de cartulina), cosas ardiendo y gente a caballo (los Nazgûl, se supone) acompañado de la música esperable en un trabajo de este nivel (cuidado, que se pega), entra en escena el misterioso narrador, pero se queda en silencio fumando en pipa mientras mira de forma inquietante a cámara y enseguida vuelve el montaje con otro minuto más de planos del Anillo, gente a caballo, lo que parece una mujer mendigando en la nieve y un texto en cirílico muy pixelado, seguido de nuevo del narrador quien, tras otro medio minuto (que parece mucho más) en silencio, por fin comienza a narrar. No puede decirse que nada de esto haya sido necesario, pero el contador de vergüenza va a más cuando el supuesto narrador interrumpe la historia, unas pocas veces para contar algo que ya han mostrado o van a mostrar a continuación, y unas cuantas más para simplemente quedarse mirando fijamente a cámara en silencio mientras fuma en pipa. Un delirio todo.
Sin embargo, la trama es una adaptación inesperadamente fiel de la novela, dentro de lo que cabría esperar, pues también se han eliminado momentos importantes porque sí (que nadie espere ver al Balrog), y sigue las vivencias de Frodo (por decir algo) desde el centésimo decimoprimer cumpleaños de Bilbo en Hobbiton hasta la disolución de la Compañía en el Parth Galen (supongo, porque el final es particularmente confuso).
(Sigue sin spoilers importantes)
A este último grupo pertenece Khraniteli ("guardianes", según el traductor de Google), la primera adaptación live-action de La Comunidad del Anillo, el primero de los tres tomos en los que había sido dividido por cuestiones editoriales (para que luego se recrimine insistentemente a Peter Jackson por algo similar con cierta trilogía) El Señor de los Anillos, continuación de El Hobbit y magnum opus de Tolkien, ambientada en uno de los universos de fantasía más influyentes e imitados de la historia reciente y una novela definitoria e impulsora (junto a otras creaciones de mediados del s XX) del género fantástico contemporáneo.
Khraniteli fue emitida en una única ocasión por la Televisión de Leningrado (posteriormente Televisión de San Petersburgo) en 1991, y se dice que estuvo perdida durante treinta años hasta que en 2021 fue redescubierta y subida a YouTube para nuestro deleite. Pues si nunca hubiera aparecido tampoco nos habríamos perdido mucho.
Con una calidad propia de una función escolar grabada con una vieja cámara de vídeo doméstica, Khraniteli es, como Süpermen Dönüyor, Dünyayı Kurtaran Adam y Jaani Dushman: Ek Anokhi Kahaani, una de esas subproducciones austeras y estrafalarias que se terminan convirtiendo en leyendas del Internet profundo, pero que de las que es mejor ver sólo un vídeo resumen o una recopilación de escenas especialmente ridículas porque, aunque en principio puedan parecer graciosas, su completo visionado resulta insoportablemente aburrido (y en este caso son cerca de dos horas).
Lo primero que notamos es, obviamente, que la producción es cutre. A decir verdad, extremadamente cutre. Cuestión de medios y presupuesto, de acuerdo, pero es que inmediatamente comprobaremos que la dirección es absolutamente demencial, las interpretaciones son terribles, el montaje es pésimo y el ritmo, bueno, no es que sea malo, es que no hay ritmo alguno, y abundan los tiempos muertos de psicodelia gratuita en los que la historia no avanza y resulta realmente difícil entender qué demonios está pasando; y todo eso tiene una justificación más difícil.
Sin embargo, sí hay una explicación (que no justificación) para esto: Khraniteli se rodó del tirón en sólo 9 horas, sin apenas preparación ni planificación de ningún tipo, lo que es un disparate cuando se trata de adaptar una obra de semejante vastedad (aunque esta miniserie de dos episodios se corresponda "solamente" con el primer tercio).
La adaptación del guion y la dirección estuvieron a cargo de Natalya Serebryakova, una figura misteriosa de la que no se conocen más trabajos ni se encuentra más información salvo que es su hija (¿alguien ha dicho nepotismo?) quien da vida a Legolas en esta miniserie, porque, sí, es una mujer quien encarna a Legolas y no es ni de lejos una de las decisiones más extrañas tomadas a la hora de llevar La Comunidad del Anillo a la televisión soviética.
El inicio es altamente desconcertante. No se me malinterprete, el resto también, pero conociendo la historia por las películas de Bakshi y de Jackson o directamente por la novela de Tolkien (preferentemente, ya que hay partes omitidas en otras adaptaciones y que sí están presentes en esta) más o menos puede ir adivinándose lo que está ocurriendo. No ocurre eso con el extraño prólogo con el que comienza, pues en él aparece un narrador que bien podría representar al propio Tolkien si no fuera porque no se han molestado en caracterizarlo de forma que pueda recordar remotamente a él, así que quedará como un narrador anónimo que añade un poco más de absurdidad a todo esto (como si hiciera falta).
Sobre el prólogo en sí, pues que nadie espere algo del estilo del de la trilogía de Peter Jackson, no ya por la calidad, sino porque en lugar de poner en contexto solo confunde más: tras un minuto de un extraño montaje de planos del Anillo (que parece de cartulina), cosas ardiendo y gente a caballo (los Nazgûl, se supone) acompañado de la música esperable en un trabajo de este nivel (cuidado, que se pega), entra en escena el misterioso narrador, pero se queda en silencio fumando en pipa mientras mira de forma inquietante a cámara y enseguida vuelve el montaje con otro minuto más de planos del Anillo, gente a caballo, lo que parece una mujer mendigando en la nieve y un texto en cirílico muy pixelado, seguido de nuevo del narrador quien, tras otro medio minuto (que parece mucho más) en silencio, por fin comienza a narrar. No puede decirse que nada de esto haya sido necesario, pero el contador de vergüenza va a más cuando el supuesto narrador interrumpe la historia, unas pocas veces para contar algo que ya han mostrado o van a mostrar a continuación, y unas cuantas más para simplemente quedarse mirando fijamente a cámara en silencio mientras fuma en pipa. Un delirio todo.
Sin embargo, la trama es una adaptación inesperadamente fiel de la novela, dentro de lo que cabría esperar, pues también se han eliminado momentos importantes porque sí (que nadie espere ver al Balrog), y sigue las vivencias de Frodo (por decir algo) desde el centésimo decimoprimer cumpleaños de Bilbo en Hobbiton hasta la disolución de la Compañía en el Parth Galen (supongo, porque el final es particularmente confuso).
(Sigue sin spoilers importantes)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El corte entre los dos episodios está ubicado en las Quebradas de los Túmulos, porque la única sorpresa que no es para mal (del todo) es que en esta versión sí han dejado al excéntrico Tom Bombadil y a Baya de Oro, aunque por algún motivo son enormes. Eso sí, tienen una mesa y vajilla tamaño Hobbit. Además del gigantismo, también tienen la costumbre de estar fuera de perspectiva respecto a los Hobbits cuando comparten plano. Y quien crea que toda esa parte del libro, desde el Bosque Viejo al interior del túmulo, es extraña que espere a ver cómo la han hecho aquí.
Como he adelantado, resulta prácticamente indispensable conocer previamente la historia de El Señor de los Anillos, porque quien no haya leído la novela ni visto alguna de las versiones cinematográficas no entenderá nada de lo que pasa aquí. Aún así, debido a su inenarrable montaje caracterizado por confusos saltos en la trama, generalmente cuesta seguir la sucesión de acontecimientos y hay momentos en los que resulta complicado procesar lo que estamos viendo, bien porque las representaciones son peculiares (siendo benévolos) y se alejan de las descripciones de la obra original, por lo que cuesta reconocer a los personajes (Los Hobbits y Enanos son de talla humana, mientras que Bombadil es gigante, Gandalf el Gris viste de morado y rojo, Gollum es un ser como de musgo que lleva días de fiesta y va drogadísimo, el tumulario parece una mezcla entre la muñeca Anabelle de las películas de The Conjuring y una ginoide sexual de Ghost in the Shell, el Ojo es un ojo corriente que se ríe raro, y a Saruman no sé ni cómo describirlo), o bien porque la escena resulta completamente incomprensible (atención al Hombre-Sauce, al ataque de los Huargos y a todo lo que ocurre en Moria y en Lórien).
Ya he dicho que la dirección y la fotografía son desconcertantes, con abundantes planos de velas porque sí, las interpretaciones no hay por dónde cogerlas y además los efectos de sonido son demenciales (unos hilarantes, otros incómodos); pero seguramente lo peor de todo (que ya es decir) son unos efectos especiales que aúnan algunos de los peores cromas que puedan encontrarse (mención especial al flashback del hallazgo del Anillo con Déagol bajo el agua) y garabatos que aparecen pintados estáticos sobre la imagen para representar la magia. Cierto que estamos ante una producción modesta de 1991 (año del estreno de Terminator II, por poner en contexto, sé que no son comparables) pero los efectos son mucho menos convincentes que los de películas de Méliès hechas noventa años antes, cuando los responsables de esta miniserie ni siquiera habían nacido.
Resumiendo, Khraniteli es una rareza arrítmica, confusa y cutre, si acaso recomendable únicamente para un sector del fandom Tolkiendil que encuentre interesante ver cómo han adaptado ciertos momentos (aunque habrá decepciones por los que se hayan saltado), especialmente los que no aparecieron en otras películas. Y si resulta que en algún lugar, por algún motivo, a alguien le quedan ganas de más, también existen dos miniseries de El Hobbit del estilo de Khraniteli, y por ello ya voy avisando de que tampoco son más digeribles.
Supongo que la lección que podemos extraer es que para adaptar una obra tipo epopeya de fantasía épica de esta magnitud seguramente sea necesario algo más que un poco de voluntad y una mezcla de una comprensión limitada del material original, una preparación nula, poco tiempo de rodaje y menos medios.
Aspectos positivos: La verdad es que es relativamente fiel a los acontecimientos narrados en la novela; incluso tenemos a Tom Bombadil, a Baya de Oro y toda la parte del viaje desde el Bosque Viejo a los túmulos, y eso es algo que ni Peter Jackson ni Ralph Bakshi se atrevieron a dejar.
Aspectos negativos: Con lo ridícula que resulta en todos los sentidos, esta desconcertante versión de La Comunidad del Anillo debería servir para echarse unas risas, pero sus casi dos horas se hacen muy largas.
Puntuación: 0.5
Como he adelantado, resulta prácticamente indispensable conocer previamente la historia de El Señor de los Anillos, porque quien no haya leído la novela ni visto alguna de las versiones cinematográficas no entenderá nada de lo que pasa aquí. Aún así, debido a su inenarrable montaje caracterizado por confusos saltos en la trama, generalmente cuesta seguir la sucesión de acontecimientos y hay momentos en los que resulta complicado procesar lo que estamos viendo, bien porque las representaciones son peculiares (siendo benévolos) y se alejan de las descripciones de la obra original, por lo que cuesta reconocer a los personajes (Los Hobbits y Enanos son de talla humana, mientras que Bombadil es gigante, Gandalf el Gris viste de morado y rojo, Gollum es un ser como de musgo que lleva días de fiesta y va drogadísimo, el tumulario parece una mezcla entre la muñeca Anabelle de las películas de The Conjuring y una ginoide sexual de Ghost in the Shell, el Ojo es un ojo corriente que se ríe raro, y a Saruman no sé ni cómo describirlo), o bien porque la escena resulta completamente incomprensible (atención al Hombre-Sauce, al ataque de los Huargos y a todo lo que ocurre en Moria y en Lórien).
Ya he dicho que la dirección y la fotografía son desconcertantes, con abundantes planos de velas porque sí, las interpretaciones no hay por dónde cogerlas y además los efectos de sonido son demenciales (unos hilarantes, otros incómodos); pero seguramente lo peor de todo (que ya es decir) son unos efectos especiales que aúnan algunos de los peores cromas que puedan encontrarse (mención especial al flashback del hallazgo del Anillo con Déagol bajo el agua) y garabatos que aparecen pintados estáticos sobre la imagen para representar la magia. Cierto que estamos ante una producción modesta de 1991 (año del estreno de Terminator II, por poner en contexto, sé que no son comparables) pero los efectos son mucho menos convincentes que los de películas de Méliès hechas noventa años antes, cuando los responsables de esta miniserie ni siquiera habían nacido.
Resumiendo, Khraniteli es una rareza arrítmica, confusa y cutre, si acaso recomendable únicamente para un sector del fandom Tolkiendil que encuentre interesante ver cómo han adaptado ciertos momentos (aunque habrá decepciones por los que se hayan saltado), especialmente los que no aparecieron en otras películas. Y si resulta que en algún lugar, por algún motivo, a alguien le quedan ganas de más, también existen dos miniseries de El Hobbit del estilo de Khraniteli, y por ello ya voy avisando de que tampoco son más digeribles.
Supongo que la lección que podemos extraer es que para adaptar una obra tipo epopeya de fantasía épica de esta magnitud seguramente sea necesario algo más que un poco de voluntad y una mezcla de una comprensión limitada del material original, una preparación nula, poco tiempo de rodaje y menos medios.
Aspectos positivos: La verdad es que es relativamente fiel a los acontecimientos narrados en la novela; incluso tenemos a Tom Bombadil, a Baya de Oro y toda la parte del viaje desde el Bosque Viejo a los túmulos, y eso es algo que ni Peter Jackson ni Ralph Bakshi se atrevieron a dejar.
Aspectos negativos: Con lo ridícula que resulta en todos los sentidos, esta desconcertante versión de La Comunidad del Anillo debería servir para echarse unas risas, pero sus casi dos horas se hacen muy largas.
Puntuación: 0.5