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Voto de Paco Ortega:
9
6.8
16,444
Drama. Romance
Tras la muerte de su padre, Oliver conoce a la impredecible e irreverente Anna. Mientras tanto, acuden a su mente recuerdos sobre su padre, un hombre que con 75 años y más de cuarenta de matrimonio decidió salir del armario. Oliver se esfuerza por amar a Anna con la valentía y el sentido del humor que él le enseñó. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que reconcilia con el cine. Lo que siempre ocurre: en manos de un inepto, esta historia se hubiera disipado a los quince minutos, o hubiera traspasado los límites de lo coherente y/o aceptable.
Sin embargo, el talento cinematográfico de Mike Mills nos conduce con extrema sabiduría por un denso territorio hecho de sentimientos profundos, de reconstrucciones de paisajes interiores. Un país se transforma, y sus habitantes también. Los cuerpos cambian y los interiores evolucionan, a pesar de la enorme fuerza de la presión social que es siempre conservadora y tiende precisamente a lo contrario: a la esclerosis y a no dejar vivir libremente.
No sería el mismo resultado sin unos actores maravillosos -Ewan McGregor (Oliver), Mélanie Laurent (Anna) y Christopher Plummer (Arthur), que cumplen con extrema perfección su trabajo, encarnan a unos tipos, tan insólitos como reales. Diferentes en su realidad, reales en su diferencia.
De eso va esta conmovedora película, en donde un hijo asiste a la propia muerte de su padre, aceptando con decisión y firmeza sus últimas voluntades, y el padre aceptándole a él, con sus incertidumbres y a sus propios fantasmas interiores.
Película, pues, de amor, de gran calidad de amor.
Sin embargo, el talento cinematográfico de Mike Mills nos conduce con extrema sabiduría por un denso territorio hecho de sentimientos profundos, de reconstrucciones de paisajes interiores. Un país se transforma, y sus habitantes también. Los cuerpos cambian y los interiores evolucionan, a pesar de la enorme fuerza de la presión social que es siempre conservadora y tiende precisamente a lo contrario: a la esclerosis y a no dejar vivir libremente.
No sería el mismo resultado sin unos actores maravillosos -Ewan McGregor (Oliver), Mélanie Laurent (Anna) y Christopher Plummer (Arthur), que cumplen con extrema perfección su trabajo, encarnan a unos tipos, tan insólitos como reales. Diferentes en su realidad, reales en su diferencia.
De eso va esta conmovedora película, en donde un hijo asiste a la propia muerte de su padre, aceptando con decisión y firmeza sus últimas voluntades, y el padre aceptándole a él, con sus incertidumbres y a sus propios fantasmas interiores.
Película, pues, de amor, de gran calidad de amor.