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Voto de freefaker:
9
8.1
137,680
Drama
Mark Renton, un joven escocés de Edimburgo, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película te hace divertir, entristecer, perturbar, y concienciar en un misma dosis -como las que Rents y compañía se introducen sistemática e irracionalmente durante todo el film- solo la puedes calificar de soberbia. Y soberbia es la palabra adecuada para representar la obra de Boyle.
El cóctel molotov de drogas, amigos y la decadente y gris Edimburgo que durante los 90 fue azotada por la aguja y el SIDA es tan efectivo como explícita, tan oscura como aleccionadora, y sobre todo, tan real que conmociona. Ya solo la banda sonora ya es una de las mejores del cine contemporáneo, a la altura de las del mejor Tarantino.
No se queda muy lejos tampoco la bellísima factura estética y cromática de la película, que transforma aquello tan ruin y catastrófico en algo casi etéreo y hasta romantizado, como tampoco lo está la enorme interpretación de un jovencísimo McGregor y sus compinches de chutes y conversaciones sobre James Bond, el sexo, el fútbol y la música.
Ningún pequeño detalle escapa de las garras del director inglés, ni si quiera el título. Trainspotting viene a ser una vaga costumbre de pasar el día viendo pasar los trenes durante horas; una pérdida de tiempo. Como son las drogas.
El cóctel molotov de drogas, amigos y la decadente y gris Edimburgo que durante los 90 fue azotada por la aguja y el SIDA es tan efectivo como explícita, tan oscura como aleccionadora, y sobre todo, tan real que conmociona. Ya solo la banda sonora ya es una de las mejores del cine contemporáneo, a la altura de las del mejor Tarantino.
No se queda muy lejos tampoco la bellísima factura estética y cromática de la película, que transforma aquello tan ruin y catastrófico en algo casi etéreo y hasta romantizado, como tampoco lo está la enorme interpretación de un jovencísimo McGregor y sus compinches de chutes y conversaciones sobre James Bond, el sexo, el fútbol y la música.
Ningún pequeño detalle escapa de las garras del director inglés, ni si quiera el título. Trainspotting viene a ser una vaga costumbre de pasar el día viendo pasar los trenes durante horas; una pérdida de tiempo. Como son las drogas.