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Voto de Bloomsday:
7
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3 de febrero de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo destacaremos la obsesión de Delvaux por manejar el ritmo representado a través de estructuras y retruécanos sonoros, esta vez haciendo interactuar el tiempo cinematográfico y la cadencia musical.
Es la partitura, no el guión, la que organiza estructuralmente el metraje. Música y cine parecen fundirse en una nueva entidad expresiva.
Y es que, entrando en detalles en cuanto a la cuestión narratológica, el film se organiza musicalmente siguiendo un motivo principal (presente) alternándose con constantes flashbacks en compás como líneas secundarias que se insertan periódicas en el ritmo. De esa forma, tenemos acceso a una serie de remembranzas en primera persona que surgen con la inconsistencia de los recuerdos a partir de las acciones, los colores, suponemos que los olores, etc. Recuerdos del protagonista que quiebran la linealidad temporal del metraje insertándose sincopados (para más detalle al respecto se pueden encontrar en google los completísimos estudios de la obra de Delvaux de Antonio Castro y S. Rubín de Celis).
¿Y la cinta de qué trata? Porque habrá que hablar de eso, aunque se resista a la concreción de una sinopsis o un resumen. Y se resiste porque es un espectro confidente de pasados y segundas intenciones. Un film que permanece tras una luz de gas evocadora.
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Es la partitura, no el guión, la que organiza estructuralmente el metraje. Música y cine parecen fundirse en una nueva entidad expresiva.
Y es que, entrando en detalles en cuanto a la cuestión narratológica, el film se organiza musicalmente siguiendo un motivo principal (presente) alternándose con constantes flashbacks en compás como líneas secundarias que se insertan periódicas en el ritmo. De esa forma, tenemos acceso a una serie de remembranzas en primera persona que surgen con la inconsistencia de los recuerdos a partir de las acciones, los colores, suponemos que los olores, etc. Recuerdos del protagonista que quiebran la linealidad temporal del metraje insertándose sincopados (para más detalle al respecto se pueden encontrar en google los completísimos estudios de la obra de Delvaux de Antonio Castro y S. Rubín de Celis).
¿Y la cinta de qué trata? Porque habrá que hablar de eso, aunque se resista a la concreción de una sinopsis o un resumen. Y se resiste porque es un espectro confidente de pasados y segundas intenciones. Un film que permanece tras una luz de gas evocadora.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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Trata, ya lo dice el título, de una cita que no llega. De un personaje invitado a una casa de campo esperando al amigo propietario. Del pasado que se vierte en fogonazos de imágenes de felicidad y amistad en esa espera. De la relación entre los dos sujetos, su amistad, su rivalidad. Una mujer entre ellos.
Trata de Elle, en última instancia, la criada. No sabemos nada de esa mujer. Aparición entallada de candil pálido y melena azabache; aparición joven que deambula por la mansión y sirve la cena. Pero está ahí por algo, debemos pensar. Joven; bella. Repleta de evasivas que no explican la ausencia.
Y el pasado interpreta, de nuevo, el misterio del presente. Igual que la música pretende modular el tiempo y el espacio.
Timorato protagonista a la hora de abordar a las mujeres, confiesa la memoria subjetiva. Un amigo, una cita. Nos dice el ahora. Una ausencia inexplicable, una espera y una noche. Una criada solícita.
Y luego, cuando los periódicos insinúan la verdad de esa cita fracasada, un regreso a Bray.
Trata, ya lo dice el título, de una cita que no llega. De un personaje invitado a una casa de campo esperando al amigo propietario. Del pasado que se vierte en fogonazos de imágenes de felicidad y amistad en esa espera. De la relación entre los dos sujetos, su amistad, su rivalidad. Una mujer entre ellos.
Trata de Elle, en última instancia, la criada. No sabemos nada de esa mujer. Aparición entallada de candil pálido y melena azabache; aparición joven que deambula por la mansión y sirve la cena. Pero está ahí por algo, debemos pensar. Joven; bella. Repleta de evasivas que no explican la ausencia.
Y el pasado interpreta, de nuevo, el misterio del presente. Igual que la música pretende modular el tiempo y el espacio.
Timorato protagonista a la hora de abordar a las mujeres, confiesa la memoria subjetiva. Un amigo, una cita. Nos dice el ahora. Una ausencia inexplicable, una espera y una noche. Una criada solícita.
Y luego, cuando los periódicos insinúan la verdad de esa cita fracasada, un regreso a Bray.