4 de julio de 2006
46 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película técnicamente impecable, con una magnífica planificación de escenas y composición de planos al servicio de esta historia de emotivo realismo crítico.
Su “forma” (algo que ver con Antonioni) es quizás a ratos artificial, sin la etérea capacidad para que las imágenes broten de forma “natural”. Posiblemente su minucioso estudio de la puesta en escena acaba siendo un tanto rígido (la escena en la playa por ejemplo hacia el final del metraje).
Ahora bien, en ocasiones (acercándonos a De Sica), la película tiene una extraordinaria y hermosa forma de estudiar a los personajes, su evolución y sus emociones, empleando la imagen aproximándose, sin llegar a su nivel en mi opinión, a ese codiciado lirismo que sólo algunos cineastas consiguen abrazar plenamente y que De Sica borda.
Por ello es una cinta con altibajos, con partes prescindibles. Pero en esos otros momentos la conjunción de las interpretaciones y la puesta en escena consiguen unos resultados de tremenda intensidad, casi antológicos (el descenso por la escalera, el chico borracho viéndola bailar...), momentos en los que la palabra sobra. Así el trabajo de Zurlini funciona mejor a través de un uso emotivo de la imagen que descriptivo. En este sentido la casi anecdótica trama no importa demasiado, lo que llama la atención es la evolución de los personajes, los matices y las sensaciones encontradas que les envuelven y que consiguen superar a ratos ese formalismo algo rígido.
La Cardinale está fantástica. Y es que su personaje es un caramelo. No sólo por el número de momentos para su lucimiento sino también porque es un personaje nada esquematizado con gran cantidad de aristas dramáticas (es inocente, es vividora...).
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