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Seychelles Seychelles · Coldwater
Voto de TPA:
6
Thriller. Acción. Drama Hace tiempo que Chris Farraday (Wahlberg) dejó el mundo de la delincuencia. Pero, cuando su cuñado Andy (Landry Jones) fracasa en un asunto de drogas que le había encargado su implacable jefe Tim Briggs (Giovanni Ribisi), Chris se verá obligado a volver al contrabando para pagar la deuda de Andy. Después de reunir un equipo de primera con la ayuda de su mejor amigo (Ben Foster), se van a Panamá: la operación consiste en traer millones ... [+]
4 de mayo de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay medias tintas que valgan a Mark Whalberg y Baltasar Korkámur en sus testosterónicas aventuras, artífices de este non-stop explosivo y hereditario de James Bond y demás machotes del celuloide. Contraband, más allá de su condición de remake, es un thriller de acción al más puro estilo hollywoodiense, con todo lo bueno y todo lo malo.

Ningún elemento falla a su cita: protagonista de buen corazón a quien las circunstancias obligan, mujer sufrida pero fuerte que rabia cual leona, nadie de quien puedas fiarte, y otros elementos más bien obvios que me ahorraré comentar para que no se me acuse de aguafiestas. Si la obra original –la islandesa Reyjkavík-Rotterdam, dirigida por Óskar Jónasson y protagonizada por el mismo Korkámur– hablaba un idioma realista, matizando el buenismo de todos los personajes, en Contraband los tópicos son los que marcan la pauta, con lenguaje ya no realista más totalmente peliculero. Sin embargo, estos tópicos son poco menos que bienvenidos, no molestan en absoluto. Si no se puede ser original, queda ser entretenido, y Korkámur pone toda la carne, músculos y pólvora en el asador para que así sea, con tanto entusiasmo y desenfreno como quien quema matojos y acaba incendiando bosques.

En efecto, Contraband es tan trepidante que estresa. Whalberg, quien también produce el film, en una entrevista desea, textualmente, que «el público no se sienta relajado ni un momento en toda la película». Pues así es, no hay excusa que valga para bajarse de la montaña rusa de Korkámur; curvas, loopings y pendientes se encadenan una tras otra como si de gags de Mister Bean se tratase. De hecho, la estructura de Contraband es similar a la de los films del humorista inglés por antonomasia: ambas juegan con la constante aparición de obstáculos, y aunque los sortean de distintas formas, ponen nervioso al respetable por igual, quien durante unos ciento diez minutos más que comer palomitas las engullirá compulsivamente. Y eso es lo bueno.

(Sigue en spoiler SIN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TPA
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