Pocas películas hay con tanta violencia y con tanta poesía a la vez. Western crepuscular, como dirían los entendidos, que contiene todos los parámetros del género clásico.
Encabezados por ese rocoso William Holden, un grupo de forajidos en declive, que debieron ser todo en su profesión y que ya están en su ocaso, deciden hacer un nuevo trabajo que les reportará dinero para su jubilación.
Perseguidos muy de cerca por Robert Ryan, siempre apesadumbrado de no estar en el bando que el presupone el correcto, no cuentan con ningún momento de tregua.
Las imagenes hablan más que los protagonistas y llenan de significado el film.
No aconsejable sino imprescindible para todos los amantes del buen cine.