Dudo en el puntaje, entre un 5 y un 6. Pero me quedo con el 5 porque si bien es una historia interesante, está bien actuada, y conlleva un buen mensaje político y humano, le falta algo que no alcanzo a definir qué es. Creo que tiene que ver con la falta de humor. Hasta las peores tragedias suelen estar condimentadas con escenas que muevan a la sonrisa. Con eso se consigue relajar al espectador, darle un descanso para poder seguir digiriendo la trama, y al mismo tiempo facilitar la empatía con los protagonistas. Aquí no hay nada de eso, todo es muy serio, muy seco. La historia principal es la lucha de una mujer viuda y bastante sola (sus hijos han crecido y viven lejos) por defender sus limoneros, heredad que mantiene desde su infancia, y símbolo de su tierra y sus ancestros, avasalladas por el Estado de Israel. Hay otros temas subyacentes, quizá demasiados: el sojuzgamiento de la mujer árabe, la necesidad de volver a amar, el amor intergeneracional, la infidelidad, la solidaridad entre mujeres, los palestinos que se quedan y luchan y los que se van a países enemigos (el hijo de la protagonista, a USA), en fin, muchos, y por lo tanto son apenas desarrollados. En síntesis, es una película bienintencionada, que no llega a aburrir, pero a la que le falta algo de calidez y color.