Tras la magnífica "Los 39 Escalones", Hitchcock volvía a contar con la bellísima Madeleine Carroll para el papel femenino de este título menor del maestro dentro de su etapa británica.

Basada en un par de relatos cortos del novelista William Somerset Maugham, la película narra una interesante aunque meliflua historia de espías con simpático triángulo amoroso y unas buenas píldoras de humor hitchcockiano.

Es una mezcla poco afortunada entre comedia romántica e intriga de espionaje con choque psicológico entre el sentido del deber y el sentimiento de culpa.

Aunque se sigue con cierto interés es un film bastante discreto, con un inexpresivo y antipático John Gielgud en el papel principal, un título en el que lo mejor son algunas escenas en donde se evidencia la maestría de Hitch a la hora de crear suspense, además del buen hacer interpretativo de una graciosa y pícara Madeleine Carroll, de un descarado y socarrón Robert Young y de un irreflexivo y extravagante Peter Lorre.