Si, puede que la haya puntuado con la misma nota a pesar de que la primera me resulta ligeramente superior, pero esta secuela logra desmarcarse del simple copia y pega aportando un enfoque diferente a su predecesora.

Si tuviera que responder a la razón de por qué recomiendo el visionado de la secuela, esa razón radicaría en su guion. Mucho más original y arriesgado que el de la primera entrega (la firma el mismo guionista). Además, resulta más ambigua, madura y oscura.

En esta ocasión perdemos a Emily Blunt, pero se suman al reparto caras conocidas como Catherine Keener (Get Out) o Matthew Modine (Stranger Things, The dark Knight Rises). Con estas nuevas incorporaciones, vuelven Josh Brolin y Benicio del Toro como el torturado Alejandro.

Con la incorporación de Stefano Sollima en la dirección, se pierde parte del pulso de tensión que lograba construir el maestro Villenueve, pero logra aguantar el tipo jugando en su terreno a pesar de la clara desventaja. La acción, la tensión y el drama van de la mano a la casi perfección en sus dos horas de duración.

Otro elemento que resta es la fotografía, que a pesar de agenciarse al de las cuatro primeras películas de la saga "Piratas" (entre una extensa lista) perece frente a la suciedad, la atmósfera asfixiante de la original.

La banda sonora cumple y aportan variaciones al tema principal, aunque no destaca ninguna en especial.

Quitando mis dos "pequeñas quejas" estamos frente a una película bien filmada, guionizada e interpretada. Abierta tramposamente a una confirmada continuación. Esperemos que esté a la altura.