Es la historia de dos preadolescentes que son amigos. Los mejores amigos. Todo es felicidad hasta que en el cole algunos de sus compañeros empiezan a reírse de ellos porque piensan que están enamorados. Son comentarios tontos, de esos que dicen los adolescentes sin pensar, pero también de esos que aunque probablemente no afectarían a un adulto, sí que afectan a un niño, y aquí es dónde se desencadena todo.
Me ha parecido una película muy necesaria, quizás incluso, a pesar de lo dura que es, apropiada para poner en institutos, para que los niños se den cuenta de las consecuencias que pueden tener sus palabras y de que hay que pensar lo que se dice y lo que se hace muy bien, especialmente cuando se trata de hacer bromas que pueden herir los sentimientos de otras personas.
La cinematografía es excelente, es una película estéticamente preciosa, llena de silencios que hacen que te metas de lleno en la historia.
Eso sí, preparad los pañuelos porque al menos yo me he pasado media película sin dejar de llorar.