Dejemos claro desde el principio que no es Indiana Jones ni pretende serlo en ningún momento, este film es mucho menos serio que los de la saga de Steven Spielberg, aunque también bastante más realista. El entretenimiento es constante a lo largo del metraje mediante aventuras, acción, romance y humor, mucho humor. La cinta nos lleva a la jungla colombiana, donde una preciosa joya se encuentra oculta esperando ser hallada. Los escenarios que muestra la película están muy bien y logran transportarnos hasta la propia selva. Sinceramente, adoro la naturaleza, por eso valoro las producciones que se ambientan en lugares silvestres. Aquí podemos ver ríos, cascadas, barrancos, etc... Luego están los personajes, quienes consiguen resultar carismáticos para el espectador. La pareja protagonista luce muchísimo en pantalla gracias a la envidiable química que hay entre ellos. Por un lado, Michael Douglas, un intrépido que conoce la zona, y por otro, Kathleen Turner, una novelista acostumbrada a la vida en la ciudad. Prácticamente, son polos opuestos, pero como dice el dicho, polos opuestos se atraen. Por ello, pese a sus enormes diferencias, se enamoran perdidamente el uno del otro como si fueran adolescentes. Estamos en el cine, así que cosas más raras se han visto. Dentro del reparto podemos ver a un joven y divertido Danny DeVito, que pese a tener un rol un tanto secundario, resulta esencial en el aspecto cómico. No se puede decir que sea una gran película del género, ya que su visionado no llega a ser inolvidable, ni mucho menos. Cumple como pasatiempo durante más de hora y media, pero poco más. En cualquier caso, se trata de una simpática aventura que nos recuerda al cine de aquellos tiempos.