Una historia sencilla y pequeña pero muy bien profundizada y con muy buenos momentos de drama aunque sin alcanzar niveles trascendentales. La dirección es sobria y mesurada y como siempre viniendo de Bergman, sobresalen los acercamientos al rostro que maximizan el trabajo actoral y ayudan a la inmersión en los personajes. Aunque el tema es más que interesante, en cierto momento puede sentirse que se insiste demasiado con él, sin caer en la reiteración. Un aspecto interesante es ver que analizando las obras de Bergman, esta obra marca un claro proceso de deterioro en la fe religiosa, desde El Septimo Sello y pasando por Como En Un Espejo. Al final aunque no hay mucha evolución en la trama, sí hay cierto desarrollo en la reflexión personal del protagonista, la cual dependiendo del espectador, puede provocar gran identificación y conexión personal en muchos niveles, pero eso sí, casi nadie escapa a ello, aunque sea un poco.