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Voto de JaySherman:
4
Thriller. Acción. Comedia Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2015
38 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
La parodia que se refleja a sí misma. Esa doble caricatura que queda al reírse de la burla en la que al final se ha convertido. Ir desnudo y gritar que el emperador no lleva ropa.

En el cine de espías todo ha sido contado de la misma forma tantas veces que nadie se salta el orden de las cartas, es difícil hacer un malabarismo nuevo sin que sepamos de dónde cuelgan ya todos los hilos. Los hemos visto desde que al servicio de su majestad sirvieran tantos actores, lo hemos visto en todas las bromas a las que ha dado lugar, en cada imitación. Lo hemos visto, en resumen, tanto como hemos visto cine.

Volver a contar lo mismo requiere una destreza peculiar, se hace constantemente, pero pocos sobreviven al recuerdo. Ahí entra el arte de la narración y la secuencia, el cine mismo que se enfrenta a la primera película, que es hablar de todas a la vez. Así, recurrir al desgaste es otro modo de apostar o acomodarse, según se de qué hilo se tire. Y aquí, por desgracia, volvemos a lo andado y en marcha atrás. Nada nuevo que decir, nada nuevo que contar.

Es un mero entretenimiento de alquiler y VHS, de comida rápida y límpiate que aun te quedan restos en la barbilla. Un sorbo de tu bebida favorita y alguien grita desde el fondo que pase el siguiente.

Esta película trata de reírse con esfuerzo de todos los tópicos en los que termina cayendo, uno tras otro, diciendo de forma contundente que es diferente mientras hace exactamente lo mismo que el resto. La supuesta transgresión queda en nota a pie de página, letra pequeña y cara B que no llega a ninguna parte, se diluye en la construcción clásica y perpetúa sin ofrecer mas que una paupérrima propina.

El cine de espías sigue siendo el cine de espías: con su clasismo deleznable, su sexismo de Atapuerca y, en definitiva, su pestilente sentido del mundo.

Esta Cenicienta de nuevo siglo, el Pigmalión de los espías, no ríe el último. Ni de lejos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JaySherman
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