Al margen de si el espectador es o no creyente en la fe cristiana, las múltiples adaptaciones fílmicas de la vida de Jesús suelen tener un reducido impacto en lo estrictamente cinematográfico, más allá de los ocasionales aciertos visuales de la reconstrucción de época; salvo quizás contadas excepciones como los alcances sociales y hasta políticos que desarrollaron Nicholas Ray en "Rey de reyes" y Pier Paolo Pasolini en "El evangelio según San Mateo" o la polémica de Scorsese en "La última tentación de Cristo", la mayoría de estas producciones se conforma con el recargado espectáculo místico y el fervor casi litúrgico.

Este film estadounidense, dirigido por Christopher Spencer y adaptado de la miniserie televisiva "La Biblia" del History Channel (incluyendo escenas ya emitidas en la pantalla chica), no difiere mucho de lo que habitualmente hemos visto en este tipo de producciones para contar la historia de Jesucristo. Convencional en lo narrativo (a pesar de puntuales licencias argumentales), plano en su planteamiento visual y con actuaciones predecibles, es menos sangriento y sensacionalista que lo que Mel Gibson hizo una década antes en "La pasión de Cristo", pero a la vez aún menos interesante como producto fílmico. Se alarga bastante y se puede sentir monótono, pero indudablemente puede gustar a quienes consumen este tipo de producciones, especialmente en Semana Santa.