Con la información del título de esta breve crítica me quedo. Sí, nunca lo supe, pero el apellido de uno de los más influyentes filósofos del siglo XIX, nada menos que el padre o precursor del existencialismo, Søren Kierkegaard, significa 'cementerio'. Esto no es spoiler, sino cultura general, y si no lo sabes ahora que lees esto sí. Lo aprendí en la película, pensando que era algún juego de palabras, ya que se nos vende este filme como de "comedia". Kierkegaard (con sus variantes ortográficas y fonéticas) significa 'cementerio' en las lenguas nórdicas o germánicas septentrionales. Gracias al guionista por el detalle, que me parece útil e interesante, no así la película. ¿Por qué? Te lo digo en el siguiente párrafo.

'Nói albinói' es una película dirigida por Dagur Kári, realizador del que tenía grandes expectativas tras descubrirlo en 'Fúsi' (en español 'Corazón gigante', 2015), cinta que me pareció conmovedora como pocas. Decidido a ver qué más había hecho y, por supuesto, con ganas de adentrarme más en el cine islandés, decidí ver este filme que nos muestra la Islandia profunda, la vida rural de la tierra de hielo. ¿Interesante? En principio, sí. Se nos narra la historia de un joven hastiado, harto de la monotonía, que intenta hacer algo distinto en un lugar casi inhóspito. No promete mucho esa trama, pero hay mil maneras de contar las cosas y he ahí el problema. La película es tan aburrida, repetitiva y lenta como el lugar en el que transcurre. Intenta mostrarnos la desesperación del protagonista, pero creo que no lo logra del todo. Si bien hay escenas chistosas, es un humor que no da mucha risa (no caeré en el tópico de que los nórdicos no se ríen, aunque en la película, realmente, ni siquiera sonríen). Se trata más bien de un drama que nunca termina de arrancar y que nos intenta sorprender con su final (que acaso sea lo único que realmente nos genera un sobresalto). ¿Se puede ver? Sí, si no tienes mucho sueño... para que te dé enseguida.