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Voto de ALIENTO:
4
7.2
956
Drama
Un grupo de alumnos deciden reunirse años después de acabar sus estudios. La presencia de Tom Lee sorprende a sus compañeros, porque siempre fue un chico solitario, tímido y retraído cuyos gustos se apartaban bastante de los de sus compañeros. La única persona con la que se sentía a gusto era Laura Reynolds, la mujer del profesor de deportes y ama de llaves de la residencia donde Tom se alojaba. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2019
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me la recomendó un amigo, alguien que me conoce bien, aunque frecuentemente nos manejamos con diferente criterio.
El cine clásico, gestionado desde aquella fórmula histriónica por parte de los actores y directores, me resulta agotadora. Me aleja siempre de la historia, impidiendo concentrarme en la narración.
"Te y Simpatía" Se rodó en 1.956 bajo la dirección de Vicent Minnelli; con las pautas de la década a la que pertenece. Producto bello y anticuado. Podría hacerse una comparativa con un vehículo de la época, en manos de un coleccionista... Imaginemos: Su propietario lo lustra, cuida y saca a la carretera para disfrutar, durante algún soleado fin de semana... pero seamos realistas, jamás podría utilizarlo para una largo trayecto, ni acudir al trabajo en él, cada mañana.
Los senderos que recorre "Te y Simpatía" nos conducen a la exposición de un problema más o menos encubierto, sobre la homosexualidad, en la década de los cincuenta; acometido desde dos ángulos. La sociedad que no lo acepta, y la dueña de la residencia. Mujer refinada y sensible que entiende la situación del muchacho deseando ayudarlo...
Spoiler:
El cine clásico, gestionado desde aquella fórmula histriónica por parte de los actores y directores, me resulta agotadora. Me aleja siempre de la historia, impidiendo concentrarme en la narración.
"Te y Simpatía" Se rodó en 1.956 bajo la dirección de Vicent Minnelli; con las pautas de la década a la que pertenece. Producto bello y anticuado. Podría hacerse una comparativa con un vehículo de la época, en manos de un coleccionista... Imaginemos: Su propietario lo lustra, cuida y saca a la carretera para disfrutar, durante algún soleado fin de semana... pero seamos realistas, jamás podría utilizarlo para una largo trayecto, ni acudir al trabajo en él, cada mañana.
Los senderos que recorre "Te y Simpatía" nos conducen a la exposición de un problema más o menos encubierto, sobre la homosexualidad, en la década de los cincuenta; acometido desde dos ángulos. La sociedad que no lo acepta, y la dueña de la residencia. Mujer refinada y sensible que entiende la situación del muchacho deseando ayudarlo...
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De alguna manera queda evidenciada, la gran distancia que existe entre la mujer del profesor y su esposo, el cual se casó con ella... tal vez para ocultar lo mismo que años más tarde tiene enfrente.
Es una exposición dura, pero alejada de la realidad. Los comportamientos, hipócritas y con gran carga de intolerancia sacudían la sociedad de aquellas décadas. Y eso queda significado, ante un final acomodaticio, para acallar conciencias. La última escena... Si, la carta de Deborah Kerr dirigida al muchacho cuando ya se había alejado de su esposo.
En la carta ella habla del muchacho para "decirle" al espectador que el muchacho se ha casado, que ya es "normal" e integrado en la sociedad limpia de aquella década.
Insisto, la hipocresía destructiva de aquellos tiempos, obligaba pese a lo arriesgado del argumento, a finalizarlo por el camino esperado. Su mensaje: El marica, ya no lo es, fueron momentos de duda, durante su convulsa juventud.
Es una exposición dura, pero alejada de la realidad. Los comportamientos, hipócritas y con gran carga de intolerancia sacudían la sociedad de aquellas décadas. Y eso queda significado, ante un final acomodaticio, para acallar conciencias. La última escena... Si, la carta de Deborah Kerr dirigida al muchacho cuando ya se había alejado de su esposo.
En la carta ella habla del muchacho para "decirle" al espectador que el muchacho se ha casado, que ya es "normal" e integrado en la sociedad limpia de aquella década.
Insisto, la hipocresía destructiva de aquellos tiempos, obligaba pese a lo arriesgado del argumento, a finalizarlo por el camino esperado. Su mensaje: El marica, ya no lo es, fueron momentos de duda, durante su convulsa juventud.