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Drama
Un anciano matrimonio reúne a cuatro de sus hijos, ya independizados, para comunicarles que están arruinados y los van a desahuciar en un plazo muy breve. Los hijos deciden entonces repartirse a sus padres: uno se queda con la madre y otro con el padre, lo que supone un duro golpe para los ancianos, ya que han vivido juntos toda la vida. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2024
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No hace demasiado tiempo que en las familias numerosas españolas teníamos la figura de la benjamina que se quedaba para vestir santos, o más bien para cuidar de sus viejos padres. Así muchas mujeres no quedaban libres para hacer su vida hasta muy entrada la adultez, una vez pasada la muerte de sus mayores. Pero resulta que en los EEUU de los años 30 del siglo XX, dicha etapa ya estaba más que superada, y es que mientras en España estábamos pegándonos tiros unos contra otros, por el futuro imperio mundial a los abuelos ya se les iba rotando por las casas de los hijos o se les invitaba por las buenas o por las malas a descubrir las residencias de ancianos donde ya saben, "hacer amigos y es donde mejor vas a estar".
Un matrimonio de ancianos con hijos más que crecidos y repartidos por todos los EE.UU, se encuentra a las puertas del desahucio. Con todo perdido los hijos no tienen más remedio que hacerse cargo de la situación, y empieza el desfile de excusas y tretas para librarse de la carga de los viejos, que van a ir desfilando por los hogares de sus hijos, molestando, dando tarea y la lata, siendo un incordio y poniendo de los nervios a la familia de sangre y a la política. Y para más inri casi siempre separados porque una cosa es que yo me haga cargo de mamá, pero otra de mamá y papá y el resto de mis hermanos viviendo la vida tan feliz. Casi nada, como la vida real de nuestros días, ni más ni menos.
Una película triste y feliz a la vez hasta el tuétano. Porque esa sensación de abandono, fracaso y pérdida nos acompaña durante todo el visionado, pero también ese sentimiento de amor, cariño y compañía de toda una vida vivida y superada pese a todas las dificultades. Una película que emociona con elegancia y respeto. Incluso los hijos no son tratados como desalmados desagradecidos, un poco de eso hay, pero entendemos perfectamente que la vida y las obligaciones propias muchas veces no permiten más que cumplir a regañadientes y de mala manera ciertas obligaciones.
Excelente Beulah Bondi en su papel. Una película sin alardes técnicos pero que no los necesita. Porque es una película de emociones humanas, un canto a la vida, de principio a fin de su ajustada duración. No se la pierdan.
Un matrimonio de ancianos con hijos más que crecidos y repartidos por todos los EE.UU, se encuentra a las puertas del desahucio. Con todo perdido los hijos no tienen más remedio que hacerse cargo de la situación, y empieza el desfile de excusas y tretas para librarse de la carga de los viejos, que van a ir desfilando por los hogares de sus hijos, molestando, dando tarea y la lata, siendo un incordio y poniendo de los nervios a la familia de sangre y a la política. Y para más inri casi siempre separados porque una cosa es que yo me haga cargo de mamá, pero otra de mamá y papá y el resto de mis hermanos viviendo la vida tan feliz. Casi nada, como la vida real de nuestros días, ni más ni menos.
Una película triste y feliz a la vez hasta el tuétano. Porque esa sensación de abandono, fracaso y pérdida nos acompaña durante todo el visionado, pero también ese sentimiento de amor, cariño y compañía de toda una vida vivida y superada pese a todas las dificultades. Una película que emociona con elegancia y respeto. Incluso los hijos no son tratados como desalmados desagradecidos, un poco de eso hay, pero entendemos perfectamente que la vida y las obligaciones propias muchas veces no permiten más que cumplir a regañadientes y de mala manera ciertas obligaciones.
Excelente Beulah Bondi en su papel. Una película sin alardes técnicos pero que no los necesita. Porque es una película de emociones humanas, un canto a la vida, de principio a fin de su ajustada duración. No se la pierdan.
