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Voto de Manuel Esteban:
5
Drama Una cuadrilla de obreros alemanes sienta campamento en un pueblo búlgaro para levantar una central hidráulica. Molesta el descaro zafio de su despliegue, ofende la saña eficiente con que desarraigan el paisaje, y agravian con sus sudores masculinos de beberse la paga y silbar agudo al paso de las chicas. Va a estallar el conflicto...
23 de agosto de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Western" es el tercer largometraje de la directora alemana Valeska Grisebach, gracias al cual el año pasado obtuvo premios destacados como Un Certain Regard en Cannes, el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sevilla y el Premio a Mejor Director en el Festival de Mar del Plata. Grisebach además de dirigir dicha cinta, estuvo a cargo del guión.

La historia de "Western" trata sobre un grupo de obreros alemanes que deciden ir a trabajar a una central hidráulica establecida en un pequeño pueblo de Bulgaria. El personaje perteneciente de esta cuadrilla en el que se enfoca Grisebach es Meihnard (interpretado por Meinhard Neumann), un hombre de unos 50 años, de apariencia tranquila y pocas palabras. Una vez establecidos en tierra búlgara, el choque contracultural con la gente del pueblo no tardará en manifestarse, siendo el eje de esto tanto la historia heredada entre ambos países, como la diferencia palpable de algunas costumbres. No obstante, mediante la aparición de un caballo perdido, Meinhard progresivamente se aproximará a los pueblerinos, y pese a las dificultades de comunicación a causa de la incomprensión entre idiomas, se intentará comunicar con ellos, logrando así una aproximación, y posteriormente cierto vínculo próximo a la amistad. Esto no caerá en gracia al supuesto jefe de la cuadrilla, que por el contrario chocará en reiteradas veces con la gente del pueblo, quienes tampoco tienen una buena imagen de él, sosteniendo de esta forma la brecha inicial.

Sin duda la historia que nos trae Valeska Grisebach en "Western" tiene una clara validez, presentado otro relato más de choques culturales, confrontaciones, y la posibilidad de generar un vínculo amistoso frente a las múltiples barreras que pueden aparecer. Los escenarios y fotografía cooperan en poner en sintonía al espectador, con una fuerte carga de escenarios naturales y paisajes amenos, que por momentos rememoran a algunas cintas de Werner Herzog. Grisebach se toma su tiempo a la hora de narrar las diferentes situaciones y de presentar en su totalidad a los personajes que conforman su relato. Sin embargo, como claro contrapunto, la duración del filme termina siendo demasiado extensa e innecesaria, dando la sensación de que la película por momentos está dilatada, generando baches y tornándose densa en algunos pasajes. Hay escenas que carecen de sentido, que dan la idea de estar de relleno, ya que su presencia no coopera a reforzar el entramado de la historia, sino que por el contrario provocan aburrimiento y la natural dispersión del espectador. Esto acorta la posibilidad de sentir empatía tanto con la narración, como con los protagonistas, pese a que la actuación de Neumann está a tono, siendo de lo más rescatable de esta cinta, que a fin de cuentas solo queda en buenas intenciones. Una verdadera lástima.
Manuel Esteban
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