DIGO YO…

... que a Katherine Bigelow le tienen que gustar videojuegos como el Commandos o el Grand Theft Auto. En ellos se nos propone realizar una serie de misiones enlazadas por una pequeña trama para darle vidilla al asunto. Sin embargo, normalmente lo que queremos es que pase esa introducción y entrar en acción. Pues eso es En tierra hostil, una película protagonizada por un trío de desactivadores de bombas que van de misión en misión. Entre medias nos ofrecen un poco de cómo son o se sienten ante la guerra que están viviendo pero en pocas ocasiones (quizá solo al final) se llega a conocer realmente quiénes son estos artificieros. Lo que importa aquí es la acción, pasar con vida a la siguiente fase y hacer que salte la adrenalina. Y desde luego que ésto lo consigue, y de qué manera. Cada vez que aparece un cable o un ciudadano iraquí se acerca a nuestros muchachos nos ponemos en tensión, como ellos. Comprendemos que en cualquier momento pueden acabar con ellos, que una videocámara, un móvil o un niño pueden ser peligrosos. El gran logro de la película es que se palpa el peligro de la guerra. Quizá si hubieran eliminado alguna misión (¿Cuál? No lo sé) y hubieran dedicado 20 minutitos a describirnos mejor a los personajes o darle más profundidad estaríamos ante la mejor película de 2009.

Por otra parte la directora ha decidido no mojarse en cuanto a si la guerra es mala o no lo es o sobre qué pintan estos chicos de Nueva York o Iowa en esos desiertos árabes. Decisión respetable y llevada a término consecuentemente. Y la verdad es que se agradece la ausencia tanto de ese patriotismo lacrimógeno que podemos ver en muchas producciones como de las reivindicaciones pacifistas (muchas veces simplistas) de otras. Se muestra a los soldados como unos trabajadores, cada uno con su personalidad (héroes y villanos a la vez), pero no como salvadores de la patria o el mundo libre. Y es que haberse decantado por algún bando le hubiera quitado el realismo que envuelve toda la película.