La novela de Las Cuatro plumas ha sido adaptada al cine numerosas ocasiones, desde 1929. Constituye el prototipo del denominado cine colonial, junto a Gunga Din. La mejor de todas ellas es la de 1939, remakeada en 1955 con el título de Tempestad sobre el Nilo, empleando las imágenes de acción y desfiles de la de 1939. En 1977 estrenaron en los cines españoles un telefilme estadounidense bastante digno dentro de sus escasos medios y en 2002 nos encontramos con una nueva versión más acorde a los tiempos y políticamente correcta.
Porque esta nueva versión, aunque bastante fiel a las anteriores, se centra mucho más en los temas personales, alejándose de veleidades coloniales y mostrándonos una película de aventuras sin más, con el trasfondo del tema de la redención. Como tal la película está lograda, con excelentes escenas de acción, aunque alejadas de las epopeyicas imágenes del filme de 1939. El trabajo de los actores es solvente, aunque quizás le falta el hálito épico de la de 1939, en cuanto al sacrificio que debía realizar el protagonista, donde se marcaba con fuego, una señal con la que se hacía pasar por mudo.

Respetuosa con las anteriores adaptaciones, es un buen filme de aventuras, aunque recomiendo encarecidamente ver la de 1939.