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Voto de elviajero:
8
Comedia Zinos, un griego que posee un restaurante en Hamburgo, vive momentos críticos: su novia Nadine se ha ido a trabajar a Shanghai, su revolucionario cocinero está espantando a sus clientes y, para colmo, su disparatado hermano Illias acaba de salir de la cárcel; por si esto fuera poco, Zinos debe enfrentarse a los especuladores inmobiliarios que pretenden derribar su negocio para construir viviendas. (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2021
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Me encantó esta película cuando la vi en su momento, alquilada de uno de los últimos videoclubs que resistían a duras penas en mi ciudad. Me pareció una película prácticamente milagrosa, una rareza absoluta. Una comedia alemana, para empezar, y dirigida por el tío que había rodado dos dramones tremebundos (muy buenos, por cierto) justo antes. Una película europea divertida. Pero divertida de verdad. Un filme situado en el mundo de la cocina y la restauración que no se ambienta en la cocina vanguardista de un chef genial con estrella miguelín sino en un restaurantucho de barrio. Solo por esas rarezas, por esa especie de afán de llevar la contraria, ya merecería la pena echarle un vistazo.

Pero es que rarezas aparte, "Soul kitchen" es una comedia muy buena: personajes peculiares a los que se les coge cariño, momentos cómicos que realmente lo son, vamos, que hacen reír (el que haya visto alguna vez alguna comedia "de autor" sabrá por qué recalco tanto este aspecto), buena música, un poco de crítica social, diálogos chispeantes, situaciones surrealistas, y comida con buena pinta. ¿Qué más se puede pedir? ¿Buena factura técnica? También la tiene. ¿Buenas interpretaciones? También las hay. Y una dosis moderada de optimismo sin cursilería, lo que tampoco va mal, aunque sea de vez en cuando. Y el excelente trabajo de cámara marca de la casa. Y alguna que otra colleja a la tontería (la escena en la que el excéntrico cocinero explica cómo convertir un plato de 4 euros en uno de 40 era para ponerla en las escuelas de hostelería).

Divierte sin insultar la inteligencia, a ratos emociona un poco, se pasa en un suspiro, y admite segundos (y terceros visionados) sin aburrir. Lo que ya es mucho.

Parece que algunos de los admiradores de los terribles dramas de su director se cabrearon en su día al ver que también tenía sentido del humor. Que se vayan a tomar viento. Son unos racistas del paladar.
elviajero
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