A una pequeña y solitaria isla llega Félix, para relevar a sus compañeros en el cuidado del faro y a su vez encontrarse a sí mismo. Para cumplir su objetivo este pelotudo no encuentra nada mejor que prender velas, escribir huevadas en un cuaderno y chupar como contratado.
Finalmente ante el fracaso de sus intentos y después de pintar cruces con sangre y haberle dado el bajo a un cordero y tres pescados, cae en la cuenta que la mejor manera de encontrarse con su otro yo, es mirándose al espejo.
¡Ohhhh...! ¡mierda! ¡que crecida está la barba!
Y Félix se afeita muchas veces durante los 90 minutos que dura esta bazofia, pero hay un pero, le crece la barba, mas el cabello de la cabeza permanece igual, lo que da a entender que esa solitaria isla no es tan abandonada de la mano de Dios como se pretende dar a entender, pues, aparte de corderos debe haber también una buena peluquería.
Nada más se puede decir de esta producción española filmada en las costas gallegas, “buenísima” para tontos graves y politiquillos de izquierda amantes de la buena mesa, que me hace recordar esa películas de culto Made in Sssshile, esas cintas rebosantes de peculiar arte popular, donde una actriz de nombre ruso y avinagrado rostro, muestra con orgullo al respetable espectador una barba de varios meses ahí donde la barriga cambia de nombre.