Hay gusto para todo. Seguramente, algunos encontrarán un escondido mensaje en esta película y realmente la gozarán, por eso afirmé que hay gusto para todo, pero una gran mayoría de tontos graves, otros que se dicen entendidos, cultos, pos modernos o lo que sean, aunque se hayan aburrido soberanamente, han encontrado "buenísimo" este bodrio, que aparte de un par de acordes de piano rescatables, no tiene nada que ofrecer, salvo una cincuentona, bastante potable que arde en deseos de poner los cuernos a su esposo, otro cincuentón con pinta de suicida y alcohólico. Conversaciones que no interesan a nadie, solo a ellos, wisky, cigarrillos, algunas modestas estampas de Buenos Aires nocturno, más wisky y un final abrupto que se recibe con aplausos y alivio de quienes hemos perdido setenta y tantos minutos de nuestras vidas auto flagelándonos.