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Voto de GEORGE TAYLOR:
9
Western Chuka, un veterano pistolero (Rod Taylor), y las dos pasajeras de una diligencia, Verónica, una joven y hermosa viuda, y su sobrina Elena, llegan a un fuerte del que no podrán salir debido al inminente ataque de los indios arapahoes. Tanto los soldados como los oficiales que componen la guarnición han sido destinados allí tras ser sometidos a consejo de guerra. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A falta de conocer su remake para televisión de Nevada Smith (1966), y a la vista de los resultados de su posterior incursión en el western —Forajidos de Río Bravo (1970)— o en otros géneros —citando las estrenadas en España: F de Flint (1967), Hampa dorada (1967), El detective (1968), La mujer de cemento (1968), Ahora me llaman señor Tibbs (1970), Masacre (1973), ¡Viva Knievel! (1977)—, no resulta arriesgado afirmar que Chuka es la última gran aportación al western de Gordon Douglas y la última gran película de su carrera. Chuka conforma junto con esa obra maestra absoluta que es Río Conchos (1964) —olvidémonos que entre ellas se encuentra Hacia los grandes horizontes (1966), su desafortunada nueva versión de La diligencia (1939)— una suerte de díptico donde hallamos lo mejor del western de Douglas, aderezado además con notables capas de sordidez, violencia y pesimismo.
Si Río Conchos concluía con una devastadora batalla final repleta de fuego y destrucción, Chuka se abre con un memorable prólogo en el Fuerte Clendennon, principal escenario del film, donde ha tenido lugar un combate entre soldados e indios arapahoes. Un nuevo pelotón de soldados ha ocupado el recinto, y el oficial al mando redacta en voz alta un informe de lo ocurrido —en presencia del silencioso jefe arapahoe Hanu (Marco López, aquí acreditado como Marco Antonio), el mismo que dirigió el ataque contra el fuerte logrando acabar con todos sus ocupantes y ahora prisionero del ejército— a partir de los documentos del comandante en jefe de dicha guarnición, el coronel inglés Stuart Valois (John Mills), también fallecido en combate, donde se especifica que en el recinto se hallaban varios civiles, entre ellos un pistolero conocido con el nombre de Chuka (Rod Taylor, también coproductor de la película). Empieza aquí un largo flash-back, que abarca hasta el final del relato pero que a pesar de su carácter aparentemente informativo no pretende ser la reconstrucción de lo ocurrido llevada a cabo por aquel oficial, sino la exposición de lo vivido realmente, es decir, va más allá de la fría investigación burocrática que lo motiva y se interna en las ocultas dimensiones humanas de los hechos. Ese tono introspectivo que impregna todo el relato resulta evidente no sólo porque, a medida que avanza la narración, iremos descubriendo aspectos sobre la psicología de los personajes que el oficial que lleva a cabo aquella investigación es imposible que conozca, sino sobre todo porque la puesta en escena de Gordon Douglas mantiene en todo momento un carácter cerrado, casi claustrofóbico, por medio de una severa planificación que unifica interiores y exteriores convirtiéndolos, por así decirlo, en espacios para la intimidad y la confidencia, algo absolutamente coherente en el contexto de un film lleno de secretos de índole personal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GEORGE TAYLOR
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