Cumpliendo con los niveles mínimos del entretenimiento estimable. Y es suficiente, a pesar de sus abundantes vicios, dos muy notables y que es imposible no resaltar.
Por un lado está el carisma de Tom Cruise, algo que ensombrece toda la cinta y a cualquier Momia. Y sin entrar en años, que ya quisiéramos todos estar como Tom, sino por su presencia de protagonista palomitero que varía el sentido de cualquier otro protagonismo apócrifo.
Por otra parte tenemos el batiburrillo del guion. Monstruoso desorden. Terror, romance, acción,… sin terminar de funcionar o cumplir en ninguno de los tres aspectos.
Sin embargo, ofrece lo que promete, un rato de disfrute previsible, sin mayor impacto ni mayor regocijo. Pero, para eso está nuestro espíritu de aventura.