Es la película que utilizaría en una clase de análisis fílmico para explicar qué es lo que nunca se debe hacer: un guión pretencioso que se aburre por sí mismo a los 30 minutos y que es incoherente, interpretaciones banales y de serie B (la profesora de labios operados y cejas hasta las orejas... es total), incluyendo a la señora Bisset que creo que, después de esto, es mejor que lo deje; dirección descontrolada (Irvin no me atrae mucho pero esto no es cine independiente, esto es lo que, vulgarmente se conoce como "querer y no poder"), fotografía saturada y 5 segundos de gore. Lo mejor: el título, claro, el original, porque de la traducción ni hablamos. Se podría haber montado una gran historia alrededor de "Mine ha-ha" (agua que ríe), pero no, eso no se le ocurrió a nadie, a penas unos fotogramas con una chica demasiado bronceada (¿en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial?) dando voces. Un desastre, de verdad. Si te quedas a verla hasta el final porque has caído en la trampa de que seguro que te cuentan algo de un momento a otro, te vas a enfadar...