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Voto de Juan Carlos Abril:
1
Drama Nueva York, 1863. La ciudad está dominada por la corrupción política, y la guerra entre bandas provoca muertos y disturbios. En este contexto, el joven inmigrante irlandés Amsterdam Vallon (Leonardo DiCaprio) quiere vengarse de William Cutting, "Bill el carnicero" (Daniel Day-Lewis), el hombre que mató a su padre (Liam Neeson). (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peor que mediocre en todos los sentidos. Mala si eres benevolente, muy mala si te ajustas a la realidad y sales del espectáculo visual, que es más cáscara que otra cosa. No entras en ningún momento en la película, repleta de tópicos y lugares comunes. Diálogos insulsos, exagerados, secuencias que parece que ya has visto en mil telefilmes de quinta fila... A pesar del reparto excepcional de actores principales y secundarios, el argumento no puede ser más maniqueo. Leonardo DiCaprio tiene un papel malo, y Daniel Day-Lewis igual. No son creíbles en ningún momento, histriónicos y artificiosos. Gestualidad ampulosa. Y no es la primera vez que Scorsese se arriesga con sobreactuaciones. Lamentablemente es demasiado frecuente en su filmografía... Eso se debe a un guion flojo e inconsistente. Si se pretendía reflejar la violencia de la fundación de la actual Nueva York, solo se ha logrado una caricatura. DiCaprio -en su primer trabajo para Martin Scorsese- trabajará con el director de ascendencia italiana en varias ocasiones después, con irregulares resultados: desde luego tendrá más suerte en «Infiltrados» (2006) y «El lobo de Wall Street» (2013), pero Day-Lewis ya había estado bastante flojo -también- en «La edad de la inocencia» (1993), aunque en esta última se debió más a la base de la historia que al guion o al propio personaje que interpretaba, mucho mejor hilado que en esta, si bien insulso.

El elenco de personajes es flojo, mal caracterizado, y se nota que tienen la misma mano creadora, y ningún tipo de rigor. El único personaje medio regular, aunque tampoco excepcional, es el de Cameron Diaz. Demasiada sangre mal representada, mal hecha -brochazos de pintura- y superflua. Demasiadas escenas fuera de contexto, que chirrían. Con pasajes pretendidamente truculentos o escabrosos que visualmente gozarán de populismo, pero que no cuadran de ninguna manera en una mirada moderadamente crítica.

Con un metraje escandalosamente largo, aburrido y sin gancho, da qué pensar que a Carlos Boyero la película le parezca "grandiosa en todos los sentidos". Definitivamente este señor está fuera de onda. Sinceramente, no posee conocimientos estéticos ni conoce la tradición -no me refiero solo al cine, sino a la literatura y al arte en general- y solo por garabatear columnas desde tribunas como las de «El Mundo» o «El País», se cree con derecho a decir lo que quiera, cualquier cosa que se le ocurra, por muchas películas que vea y por muy encumbrado que se encuentre. Dando palos a diestro y siniestro, y poniendo por las nubes películas o directores más que sospechosos. Supongo que de eso se trata, de decir lo que uno quiere o puede o sabe. Pero más allá de alardear con un «la he visto» y no me ha gustado, o me ha gustado, hay que saber qué ves, de dónde viene, cómo se estructura o a qué responde... Las críticas de Boyero son insustanciales y raras veces coincido con él, como es lógico. Sus cargas atroces contra Tarkovsky o Godard, por ejemplo, son un claro ejemplo. Este señor no es referente de nada.
Juan Carlos Abril
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