El laboratorio de Dexter es otra serie de Cartoon Network que marcó mi infancia, sigue siendo una de mis favoritas hasta el día de hoy junto con Las Supernenas, Ed, Edd y Eddy, Foster, La casa de los amigos imaginarios, Las macabras aventuras de Billy y Mandy, entre otras. Esta joya animada posee una aura particular que siempre me ha atraído, pero lo que realmente me hace sentir una conexión profunda con la serie es la representación de Dexter como el típico niño genio prodigioso. Al ver a Dexter no puedo evitar sentir que es un reflejo de mí mismo, ya que tengo síndrome de Asperger, su habilidad para crear cosas increíbles, su amor por la ciencia y la falta de habilidades sociales me resultan muy familiares, es un personaje que muestra que ser diferente no es un impedimento para lograr cosas asombrosas. La relación entre Dexter y su molesta hermana mayor Dee-Dee también es un aspecto que me encanta, me recuerda mucho a la relación que tengo con mi propia hermana, las peleas y travesuras son inevitables entre hermanos, pero el amor incondicional que comparten siempre prevalece, es un recordatorio de que a pesar de las diferencias y las discusiones, el lazo entre hermanos es irrompible, cada episodio es una aventura científica en la que Dexter y Dee-Dee se enfrentan a situaciones inusuales y a menudo, caóticas, estos momentos de humor y emoción hacen que la serie sea inolvidable. Además, algunos episodios, especialmente los ambientados en el bosque, me recuerdan a La Tostadora Valiente, esta nostalgia agrega una capa adicional de aprecio por la serie ya que me hace recordar otros momentos queridos de mi infancia.

No es solo una serie animada, también es una parte de mi historia personal que me ha inspirado y ha resonado conmigo en un nivel profundo debido a su representación del niño genio y su relación con su hermana, aunque ha pasado el tiempo la serie sigue siendo relevante y especial en mi corazón, y siempre la miraré con cariño.