La impresión que me llevé tras el visionado de “Asignatura Pendiente” es que acababa de ver una buena película pero un tanto irregular. Tras unos primeros minutos absolutamente luminosos en los que, mediante una voz en off, cada uno de los dos protagonistas de la historia recuerda como conoció al otro y cómo comenzó su noviazgo, pasamos a otra fase del film en la que todo se desarrolla demasiado rápido. Dicha rapidez resta credibilidad a la historia y hace que resulten poco comprensibles ciertas reacciones de sus protagonistas. Posteriormente, el nivel de la película se eleva de nuevo hasta conseguir una gran belleza en su final.
Resulta especialmente interesante el retrato que la película realiza del contexto social en el que se desarrolla la historia, que no es otro que los últimos momentos de la Dictadura Franquista y el comienzo del periodo que se denominó “Transición”. Dicho retrato se realiza centrándose en personajes concretos del film que, debido a su actividad política y sindical clandestina dieron con sus huesos en la cárcel en más de una ocasión. Se trata de personajes que contemplan con gran desencanto como los supuestos signos aperturistas del final del régimen e incluso la muerte del Dictador no cambian demasiado las cosas, ya que la gente seguía ingresando en la cárcel por pertenecer a sindicatos u organizaciones izquierdistas.
Y es que en el fondo de la historia subyace el miedo y el remordimiento. Por un lado el remordimiento de los presos políticos que se habían convertido en héroes para sus hijos pero que saben que la lucha contra el Fascismo no les ha dejado nunca ejercer como padres. Y por otro lado el miedo a la traición a uno mismo de quienes teniendo una clara conciencia política y social ven como su estilo de vida y su día a día se está pareciendo cada vez más a la de la burguesía, clase enemiga a la que siempre habían detestado.

Málaga, a 4 de Abril, de 2014.