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Voto de Caith_Sith:
1
Comedia Logroño, 1959. Fabianito, un chico de catorce años, presencia sorprendido los preparativos del velatorio de su bisabuelo, un ilustre ciudadano local. Mientras la familia espera impaciente la llegada del alcalde, Fabián descubre el amor. Los acontecimientos y las visitas se suceden de forma tan incontrolable que llegan a provocar las situaciones más cómicas e imprevisibles. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2011
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rafael Azcona era tan bueno que se han necesitado tres guionistas para destrozar su material, y es que "Los muertos no se tocan, nene" es uno de esos ejemplos claros de que cuando las cosas se pueden hacer bien, salen bien. Y cuando salen mal, son desastrosas. Lo que aquí se plantea es recuperar un trabajo del fallecido guionista y que completa una trilogía iniciada por "El pisito" y "El cochecito", para lo que se nos lleva a los años 50, a Logroño, donde la muerte de un hombre de 99 años reúne a una familia, creándose una serie de enredos muy en la línea de los de "Esperando la carroza" de Alejandro Doria. El planteamiento es divertido y hay un cierto intento por respetar la memoria de Azcona, utilizándose recursos del cine de aquellos años sobre todo a nivel visual, recurriendo a la fotografía en blanco y negro.

Todo lo demás (vamos, intenciones al margen) son problemas. Enormes. Hay una escena concreta que define la película: tras varios intentos de chistes de pedos en situaciones poco apropiadas, el personaje de Álex Angulo está -literalmente- cagándose. El baño está ocupado y le dan una palangana para que se libere de su carga. El personaje de Carlos Iglesias coge una escoba y usa el palo para recoger los pantalones y los calzoncillos de Angulo, manchados por los excrementos, y cada personaje que aparece en escena se lleva las manos a la nariz. Así es la película: apestosa. Ni siendo en 3D se habría conseguido plasmar esa sensación con más tridimensionalidad, porque la mierda, en blanco y negro, o en color, es mierda. El reparto está de pena (la única excepción es la siempre cumplidora Mariola Fuentes), los niños dan vergüenza ajena y los demás, que no son malos actores, aquí están terribles, intentando imitar el estilo cómico de las películas de Berlanga y haciendo el más absoluto de los ridículos.

Si la película fuese simpática aún se podría perdonar su irregularidad, o incluso el hecho de que sea fallida. Pero cada (intento) de situación divertida, la forma en que usa el slapstick y va enlazando enredos, es de una pobreza alarmante, tanto a nivel de guión como de imaginación visual. Queda así una propuesta que provoca el mayor de los tedios y que da una pena inmensa, porque Azcona no merecía algo así. Si se encontrase un guión perdido de Stanley Kubrick y se le diese a Michael Bay para que lo rodara, probablemente saldría una película mucho más fiel al espíritu original del autor que lo que consigue José Luis García Sánchez con su propuesta. Su único ¿mérito? es demostrar una vez más que Azcona era único y que no puede replicarse. Porque esto es lo que intenta "Los muertos no se tocan, nene", un muñeco de cera, una pobre imitación del original que no sabe (ni puede) replicar, ni capturar, el alma del guionista de algunas de las mejores películas españolas de la historia. Un bodrio absoluto y rotundo, indefendible incluso desde la nostalgia, sin la capacidad para provocar ni una miserable sonrisa.
Caith_Sith
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