Camino es el prototipo de película hecha para gustar a todo el mundo. Lacrimógena hasta el exceso, nos presenta a una familia perfecta que vive la vida feliz. Una madre que se encarga del hogar y siempre tiene una sonrisa en la cara, un padre trabajador que cuando llega a casa recibe el cariño de sus familiares, y una niña preciosa, de ojos verdes, un cruce entre Natalie Portman y Angelina Jolie, que estudia mucho, está en plena pubertad y se enamora de un chaval de su edad. Todo es perfecto, todo es alegría. Pero un día la niña comienza a tener problemas y le diagnostican un cáncer. Su vida se derrumba, cómo no, y todo se vuelve negro.

En este momento se descubre cómo, pese a lo que parecía, la familia no era tan buena. El padre es un calzonazos, la madre es una férrea seguidora del Opus Dei y la hermana menor de la chiquilla milita para la comentada organización. El resto de personajes responden a arquetipos, desde el niño del que se enamora la protagonista hasta la mejor amiga de la misma. El problema cuando narras un drama es conseguir hacer a los personajes cercanos, palpables, creíbles. Fesser, director de "Mortadelo y Filemón", no lo logra. Salvando dos o tres personajes (el padre o la amiga de Camino) todo es falso, plúmbeo, exagerado. Son caricaturas de personas y nada más.

La película intenta cada cinco segundos hacer llorar al espectador. Y no es algo muy agradable cuando falla una y otra vez, por que la insistencia no es en absoluto la mejor forma de obtener el premio. Diálogos absurdos, frases dichas para dar pena, situaciones incoherentes y que sobran sin ninguna duda y subtramas innecesariamente alargadas. Es una película descompensada, por que presenta una trama fallida a todas luces, pero con buenos momentos.

Ciertamente es una lástima que Camino se quede en esa fase, puesto que los aspectos técnicos son irreprochables. Las interpretaciones son todas fantásticas pese a que los personajes no sean creíbles, comenzando por Nerea Camacho y siguiendo, sobretodo, con el grandioso personaje de Mariano Venancio. La dirección es buena, los efectos visuales están muy logrados e incluso la BSO es correcta. ¿Qué falla? El resto. La veracidad se la lleva el viento, al igual que lágrimas en la lluvia, como se decía en Blade Runner. Una película fallida desde el punto de vista narrativo que está a años luz de otras que sí logran su objetivo, como ocurría con Mar adentro.