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Voto de Tokio ya no nos quiere:
8
Comedia. Drama Royal Tenenbaum (Gene Hackman) y su mujer Etheline (Anjelica Huston), después de tener tres hijos, Chas (Ben Stiller), Richie (Luke Wilson) y Margot (Gwyneth Paltrow), se han separado. Chas, que trabaja en el sector inmobiliario, parecía tener un don innato para las finanzas internacionales. Margot fue dramaturga y obtuvo una beca Braverman de 50.000 dólares cuando aún estaba en el instituto. Richie fue campeón junior de tenis y ganó ... [+]
4 de diciembre de 2008
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Observen, amigos. No se asusten , pasen y vean. Sí, hoy tenemos sobre la mesa de autopsia el cuerpo multicefalo de una familia abisalmente disfuncional. Porque eso es lo que Los Tenembaums de Wes Anderson : la necropsia de una familia extravagante cuyas miembros apuntaban maneras de genio pero cuyos logros profesionales acaban finalmente aplastados por el peso de sus propias neurosis. Asistimos a un retrato cotidiano de unos seres que habiendo triunfado en sus respectivas profesiones están sin embargo avocados al fracaso existencial y sentimental por méritos atribuibles a su salud mental.
Parece un drama y lo es, pero Anderson consigue algo tan díficil como arrancarnos carcajadas mientras asístimos a algo tan terrible como es la desintegración de una familia y de sus componentes.
El director y guionista adopta las maneras de un esteta cirujano forense con un sentido del humor seco y esquinado ( ¡marciano!) y un gusto exquisito y barroco por la reacreción de ambientes para mostrarnos las miserias de una familia sui generis en exceso que en el fondo es una metáfora acerca de cualquier familia.
A través de lo concreto Los Tenembaums llega a lo universal disfrazando su instántanea con un halo esperpéntico y distanciado que en realidad es un trasunto de su verdadera intención: arañar con su sátira el velo cotidiano y cercano de la “normalidad” de la que suelen hacer gala generalmente todos los núcleos familiares de cualquier parte del globo. Intuyo en su médula espinal, en su lado más hondo, un canto a la anormalidad bien entendida, es decir una exaltación de la diferencia y de la originalidad en su versión más grotesca e hilarante.
Una inteligente (anti)comedia de altísimo nivel de uno de los renovadores del género con más talento. El primero de la clase. Un tipo a seguir. Un must.
Tokio ya no nos quiere
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