De antemano, la estupidez de la idea de un tipo que es incapaz de hacer un amigo masculino, le hace a uno gracia. Un trato curioso.

El filme gana cuando va de Paul Rudd. El tipo está bien, acertado. Sus escenas, con sus miedos y su inseguridad ante su desconocimiento de como hacer una amistad masculina, es de lejos lo mejor del filme.

Además de un retrato sencillo pero decente de la amistad. La amalgama de idiotas que aparecen en el filme y situaciones (sobre todo al principio) por las que pasa Rudd consigue hacer el bien en el espectador.

La cosa se va diluyendo. Personalmente, el personaje de Segel, no es ni tan original, ni tan interesante como parece. Comienzan las chanzas más groseras y escatológicas, que convierten al filme en una comedia más.

Pero hay buenos momentos, los secundarios (la familia de él, esa amiga de ella y el marido de Favreau) están bien traídos.

Y por pequeño que sea, hay un retazo decente de la amistad.

Y con eso, dado la cantidad de subproductos cómicos que salen...pues a uno le gana y le vale.

Sólo lamento que el personaje de Rashida Jones no tenga algo más de garra.

Visionable y punto. Es un producto que tiene clara sus ambiciones y que discretamente consigue que una idea simple pero buena llegue a buen cauce.