Si bien es cierto que tiene cierta intriga y el guión de Koepp tiene ciertas situaciones curiosas y acertadas, si que creo que es un filme que teniendo lo que tiene (un Rob Lowe en estado de gracia y un director como Curtis Hanson) creo que podría haber ido un poco más allá y haber intentado jugar un poco más con ciertas temáticas sobre todo en el acto final.

Cabe destacar a Rob Lowe en un rol complicado y un James Spader que se controla sin caer en excesos. La amistad se desarrolla de manera interesante y aunque puede parece que a priori avanza a pasos agigantados y muy velozmente, si que te llegas a creer que estos dos tipos de personas se hagan amigos. Es por necesidad.

Dicho lo cuál, la pena está en que los personajes no quedan tan desarrollados como uno querría. Es complicado entender por qué Spader no tiene tanto aprecio por una novia con la que se va a casar o por qué Lowe, no intenta meter más cizaña entre familiares y el trabajo de Spader (me viene al recuerdo Javier Gutiérrez en Hogar). Aquí la segunda parte del filme está más centrada en los actos y menos en el aspecto psicológico, que es algo que creo que habría hecho ganar enteros al filme.

Pero si que es cierto que resulta entretenido y deja con una sensación agridulce. Un filme competente, que podría haber sido más pero que también podía haber caído en un embrollo rollo telefilme. Gracias a dios no es el caso.