Afianzada por un buen argumento, totalmente integrado en la actualidad, “7 Años” tiene un comienzo prometedor. El director nos muestra a unos personajes algo preocupados y desorientados, creando de inmediato interés en el espectador. No obstante, según se van desarrollando los acontecimientos y provocado por la falta de tensión en la obra, las actuaciones se van vislumbrando algo planas, causando la desconexión paulatina de la audiencia. Es más, la falta de compromiso por parte del elenco, ocasiona que un buen final, acorde con el resto de la idea, suscite una inusual indiferencia.

Entre todas las actuaciones, la de Paco León es sin duda la más desafortunada, ya que en cada una de sus intervenciones, demuestra no estar a la altura de sus compañeros. Le sigue Manuel Morón, que aún siendo la mejor de sus interpretaciones hasta ahora, está como siempre fuera de lugar dando la impresión de actuar solo, aunque en su favor hay que decir, que en“7 años” se le entiende y no da la sensación de recitar. Por otro lado, Juan Pablo Raba, convenciendo más que los anteriormente nombrados, no llega a creerse la historia y por lo tanto no consigue captar la atención del público. Juana Acosta y Alex Brendemül (gustándome un poco más ella que él) se desenvuelven con mayor soltura que los demás, pero se ven involucrados en la falta de empatía que rodea todo el filme. Da la sensación que al director Roger Gual, en ésta, su última película, le falta pedir a su reparto más trabarse y pisarse entre los personajes, es decir, más autenticidad.