Segunda secuela del clásico ochentero de Joel Schumacher y el perfecto ejemplo de un "direct to DVD": metraje ajustado, argumento mínimo pero curioso y rodaje en Sudáfrica que da el pego perfectamente.
Lo realmente encantador de esta película es que destila una sana veneración por el film original, cosa que se demuestra a raíz de varios flashbacks y que, además, sirven como homenaje al desaparecido Corey Haim.
A pesar de que se nota que el presupuesto fue mínimo, el acabado de los efectos es realmente bueno y en ningún momento me "cantó" alguno de ellos.
Feldman se lo pasa pipa como Edgar Frog (para eso es el productor) y no para de gruñir en toda la peli cual Clint Eastwood en "Gran Torino" y se toma su papel de Rambo antivampiros a coña y eso va en consonancia con el tono jocoso de la peli. El resto de actores son prácticamente desconocidos a excepción del recuperado Jamison Newlander para encarnar al otro Frog, Alan y hacen lo que pueden porque, seamos serios, esta pelicula no exige seas Laurence Olivier.
El director, el italiano Dario Piana, del cual no me fiaba nada visto su trabajo: un giallo con desnudos bastante desastroso de ¡¡¡1988!!!, "Demasiado bellas para morir" y la correctilla "The deaths of Ian Stone" de 2007, hace un trabajo moviendo la cámara bastante simple pero la mar de efectivo y muy lucido para este tipo de productos.
En resumen, no os esperéis un nuevo clásico del cine pero se trata de una secuela cortita, divertida y nostálgica.
Ah! Y atención al final friki!