Statham no huye de tópicos varios para protagonizar una de esas películas que opta por construir un puro vehículo de entretenimiento de la estrella que funciona en la medida que el espectador busque acción en grandes dosis sin importar su calidad.

Y es que "Parker" apenas tiene secuencias originales que la distingan de otras parecidas del mismo género. Su planteamiento vislumbra un desarrollo plano y previsible que se confirma poco después porque no aspira a nada más, dejando de lado un guión que se centra en lo obvio, pero que sabe exprimir estas situaciones de manera convincente y ejemplar.

¿Y entonces que se puede salvar? Sin duda su gran gancho en su estrella Statham, imán para el público ávido de acción, disparos y persecuciones. Su sola presencia garantiza un modelo concreto de película, con unas características concretas que la definen. "Parker" utiliza todas sus armas para embaucar al espectador y lo consigue porque es amena y mantiene el interés a pesar de que, en ocasiones, uno sepa lo que va a pasar antes de que ocurra.

A pesar de que Hackford utiliza su sobrada experiencia para realizar una correcta dirección, no puede sacar demasiado provecho de una JLo venida a menos, que carece del tirón que antes poseía, y que firma un papel de perfil bajo que no tiene química con el de Statham por mucho que ella quiera.

Por encima de calidad que atesoran las secuelas de "Transporter", o ejemplos más recientes como "Blitz" o "The mechanic", "Parker" pone al borde del abismo a su protagonista por la cantidad de sangre que emana de sus heridas, quizás la mayor hasta el momento, pero es un producto más que decente que opta por el entretenimiento como vía de escape. Buena elección.