En una cartelera repleta de productos de terror de esos que te pueden levantar del asiento en cualquier momento, “Pesadillas” viene a ocupar un hueco que hacen años llenaron otras películas y que se basa en presentar una película de terror para niños que dejará tranquilos a los padres que los acompañen.

Porque no sería la primera vez que algún padre poco informado se encuentra en alguna película calificada para niños y debe salir de la sala ante las secuencias no aptas para ellos. Pero esta película no hará temer a nadie. Ese hueco que ahora quiere llenar ya lo han ocupado “Jumanji” o “Super 8”, películas para todos los públicos, con trama infantil, en las que un grupo de adolescentes trata de huir de un peligro inminente. De ellas bebe directamente “Pesadillas”, buscando la complicidad de unos padres que ya disfrutaron de las obras de R.L. Stine.

Con John Black como maestro de la ceremonia, en la que pone su vis cómica al servicio de la trama, la película tiene en su debe los mejorables efectos digitales, algo que tiene poco sentido teniendo que cuenta que se trata de la base de la historia. Letterman, director con bastante experiencia a sus espaldas, se limita a narrar la historia sin darle demasiada emoción. La aparición de múltiples personajes de los libros que cobran vida no tiene especial relevancia, y verlos a todos juntos le quita sorpresa a la acción.

Aún así no debemos olvidar que se trata de un producto infantil con todos los ingredientes que se le suponen, sin sorpresas desagradables, y que ése es el público al que debe dirigirse la película, a pesar de que a los adultos nos deje esperando algo más.