"Los diarios de ron" narra la llegada de un periodista a Puerto Rico para trabajar en el periódico local. Poco a poco, el protagonista se mete de lleno en la vida de la ciudad hasta límites insospechados. Robinson no se da cuenta en ningún momento de que podría haber rodado la película de manera más alocada sacando así mayores réditos.

Depp está contenido durante las más de dos horas de metraje porque su director se lo ordena, pero lo que le pedía el cuerpo era desmelenarse como en cualquier película de Burton. Su personaje bebe (y mucho), fuma y debería ser deslenguado, atrevido y rebelde, pero se queda en la mitad de lo que era necesario. La película salta sin sentido desde la denuncia y crítica social al periodismo puro y duro que llevó a cabo el propio autor de la novela en la que está basado el film, pero no sabe muy bien a qué carta quedarse y navega entre dos aguas.

Finalmente la cruzada personal en la que se ve envuelto Deep no es más que una válvula de escape, una huida hacia adelante a la que le falta profundidad, y que tiene como marco los incomparables parajes de la zona y que podría haber sido una dura crítica al aplastamiento que la clase apoderada realiza sobre la más pobre, o sobre el indiscriminada corrupción urbanística que nos rodea. Quizás la implicación personal del propio Deep sea suficiente para justificar su aparición, pero el conjunto sabe a poco.