Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
9
Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2016
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las grandes películas de los últimos tiempos. Un clásico melodrama de los años cincuenta renovado en cuanto temática, pero ajustado en fondo y forma a lo más señero del género. Todo en ella es un primor y cada elemento brilla implacable a gran altura, con un acabado espectacular: dos actrices excelsas en estado de gracia; una fotografía que recrea y renueva el estilo desaforado de Douglas Sirk; una banda sonora que impregna de anhelo y añoranza la historia de un amor inesperado, a contracorriente, en abierta hostilidad con lo normativo más rancio; un vestuario que cumple una función narrativa y no solo decorativa… No hay ningún defecto en esta joya llena de sensibilidad, sensualidad y buen cine.

La batuta de Todd Haynes alcanza aquí la perfección. Con un programa formal parecido a su aclamada ‘Lejos del cielo’, logra obtener, sin embargo, una fuerza y calidad muy superiores, ya que no se trata sólo de un homenaje rendido a cierto tipo de cine, sino que realiza una obra contemporánea – aunque deudora de un linaje memorable – que bebe de las fuentes y hasta las supera, obteniendo un fruto que bordea una maestría total que pocos adquieren. El equilibrio entre fondo y forma, entre historia y estética, entre personajes y trama es absoluto. Cada escena surge de la precedente y lleva a la posterior y, como en una tragedia griega, los dioses parecen confabularse para sembrar de obstáculos el camino de los mortales. Cada plano es de una belleza y fuerza sobrecogedoras, sin resultar en ningún momento esteticista o rebuscado. Milagroso esplendor cuando se domina el medio.

Pareciera que la leve trama no diera para dos horas de cinta, pero no se trata tanto del qué se nos cuenta, sino del cómo se nos narra lo que convierte este proyecto en una experiencia emocional e intelectual vibrante, abrumadora, deslumbrante y cautivadora. Hay escenas que sobrecogen y dejan sin respiración por su excelencia en cuanto al ritmo, armonía y fluidez del encadenado de los planos, donde nada falta ni nada sobra y se alcanza una brillantez inusitada, alejada de cualquier esteticismo innecesario o rebuscado. La palabra elegancia visual cobra así todo su sentido y no deviene en mero ejercicio de estilo, sino que ofrece una delicada cadencia que resulta necesaria, inapelable y estremecedora. Como botón de muestra: el desenlace, donde el espectador se emociona y queda sin aliento por el maravilloso encadenado de imágenes – sin diálogos – que se ofrece. Basta con mirar y ser visto.

El tiempo nos lo confirmará, pero es una obra maestra casi perfecta.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow