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Voto de antonalva:
8
Drama Grace (Brie Larson) es una joven que trabaja como supervisora en Short Term 12, un centro de acogida para adolescentes en situación de precariedad. Le encanta su empleo y vive entregada al cuidado de los chicos. Pero, al mismo tiempo, pesa sobre ella un pasado conflictivo que la llena de angustia. A raíz del ingreso en el centro de una chica inteligente e inquieta, se da cuenta de que no puede seguir eludiendo los problemas que arrastra ... [+]
27 de julio de 2014
36 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más hermoso que amparar a quién lo necesita, como si te fuera la vida en ello, contribuir a que salga adelante un pájaro quebrado, darla ánimos para que coja fuerzas y remonte el vuelo por sí mismo, impulsado por el amor, por la pasión, por la ilusión de poder reforzar un alma accidentada, sin otra recompensa que una medio sonrisa agradecida, sin más pago que la satisfacción del deber cumplido, con la altruista vocación de quien lo hace por amor y para el amor hacia sus semejantes, aliviando sus noches oscuras de zozobra y alzándoles del pozo sin fondo al que parecían abocados.

Y tras cada persona que nos ayuda – y no solo del que necesita ayuda – suele haber alguna historia desaforada, desamparada, lacerante que les impele a tender la mano y rescatar al que lo necesita del terreno pantanoso, de las arenas movedizas, del sinsabor de la crudeza cotidiana para mejorar su mundo áspero, ingrato, intransigente y atroz que puede ser una cárcel o un infierno como cualquier condena absurda o arbitraria que nos atrapa sin aparente remisión ni alivio. Son esas anónimas manos tendidas las que salvan la cotidianeidad de tantísimas personas frágiles o rotas que han sido dados de lado de la fortuna del amor familiar o de la compasión de los allegados. ¡Qué travesía devastadora estar solo en el mundo, enfrentado a todo y todos por falta de ternura o cariño!

Esta mágica película conmueve las entrañas, emociona y conmociona por igual, reflejando lo desolador que es vivir ayuno de amor o apego, en familias rotas, con abusos inmisericordes o deleznables, con el estigma de la exclusión social y tribal, con el sentimiento de culpa de no tener valía ni ser capaces de recibir el mínimo afecto al que tiene derecho todo ser humano, sobre todo si se es niño o adolescente, sobre todo si se requiere del cobijo de una familia y del amor de al menos uno de los progenitores (biológico o no), el abrigo de un entorno seguro y el sostén de unos vínculos que nos recuerden que somos dignos de afecto y merecedores de estima.

El hermoso movimiento circular de toda la trama casa todas las piezas del periplo que retrata con empatía y ojo avizor, con primoroso mimo al detalle y los gestos mínimos, que confieren verdad y hondura a esta historia ejemplar. Nos hace reconciliarnos con la vida y fluir con el presente, por desalentador que parezca. Una joya protectora y un canto a la existencia y la alegría – pese a todo.
antonalva
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