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Voto de Colectivo Escala:
2
Comedia La humorista australiana Hannah Gadsby despliega su impactante monólogo -aire fresco en este tipo de espectáculos- ignorando cualquier cliché, alternando chistes con personalísimas revelaciones sobre el género, la sexualidad y la turbulenta infancia.
25 de agosto de 2019
15 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una persona desequilibrada, víctima de múltiples agresiones físicas durante el transcurso de su vida, de abusos infantiles y de una violación a los veinte años. Una persona discriminada social y familiarmente por su orientación sexual, es lesbiana, se prostituye motu propio haciendo chistes zafios sobre su penosa vida durante años.

Una persona claramente trastornada, que deja un discurso intelectualmente pobre, facilón y básico. Un ejercicio de victimismo malsano con claros problemas de odio hacia el hombre blanco heterosexual, al que trata como un ente homogéneo, como un actor con personalidad propia, un chivo expiatorio clásico, como lo han sido en otras épocas y lugares, cualquier grupo religioso, étnico o social.

Un discurso de odio, que de tener otro objetivo, ya fuera racial o religioso, seguramente le acarrearía serios problemas con la justicia, pero que como esta respaldado por el feminismo de tercera ola radical, y, como no, por su propia condición personal de víctima, pasa sin consecuencias.

Si alguien alguna vez se ha preguntado como hubiera sido asistir a Eberlbrau o a Hofbräuhaus, contemplar las ovaciones de un público entregado, como es ver dar un discurso de odio a una masa enfervorecida, aquí tiene un buen ejemplo, solo hay que sustituir "hombre blanco heterosexual" por judíos, y ya lo tienes.

Como en los discursos de Hitler, Lenin o cualquier otro carismático político, hay que reconocer las excelencia en lo formal, sobre todo para mi, al margen de gran carisma que proyecta en todo momento Hannah, destacaría el uso que hace de los silencios, hay en concreto dos que me parecen magistrales, y a los creo, muy por encima de las explosiones enfáticas del discurso.

En las divagaciones sobre el arte en general, sobre Picasso en particular, es directamente inútil entrar porque son una estupidez tan absoluta, son unas consideraciones tan aberrantes, tan simplistas y demagógicas, que asustan. Revisionismo moralista de baja estofa.

Miedo. Ejemplo de libro de fanatismo rancio de opereta, causado por una vida plagada de vejaciones. Terror produce pensar que haya jóvenes sin criterio que consuman este Mein Kampf moderno.
Colectivo Escala
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