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Voto de Clavito:
8
6.4
28,875
Comedia. Acción. Ciencia ficción. Fantástico
Cuando una ruptura interdimensional altera la realidad, Evelyn (Michelle Yeoh), una inmigrante china en Estados Unidos, se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo. Perdida en los mundos infinitos del multiverso, esta heroína inesperada debe canalizar sus nuevos poderes para luchar contra los extraños y desconcertantes peligros del multiverso mientras el destino del mundo pende de un hilo. (FILMAFFINITY) [+]
8 de febrero de 2023
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya he dicho anteriormente, no soy experto, ojalá, simplemente observo el cine y lo analizo, lo aprecio como yo entiendo que se debería apreciar, como un arte. No veo pelis para entretenerme dejando la mente en blanco como si de tiktok se tratase, las veo para apreciar la obra de una persona, para intentar entrar en la mente del director, conectar con él y así hacer una valoración objetiva sobre su obra, no una valoración basada en si me gusta o no. Dicho esto, he de admitir que la película me gusta, y os voy a contar el por qué.
La verdad es que la película empieza, continúa y termina con un sinsentido que le da sentido a la misma. Al más puro estilo de "Swiss Army Man" (película de los mismos directores) intentan conseguir la chorrada más inverosímil posible, y superarla. Enmascaran un mensaje profundo con una parafernalia disparatada, pero que a su vez está bien conseguida, la propia absurdidad hace de sentido, el caos en sí es el orden. Descrito así más de uno podría interpretar que se trata de una película de serie B, pero no, por absurdo que sea lo que aparece en pantalla, hay un par de mentes pensantes detrás que han elegido qué enseñar y cómo hacerlo. Mientras que el cine B suele ser un "copy paste" del brainstorming de la sala de producción de la película, sin importar el presupuesto, en este caso, han sabido qué locas ideas seleccionar a pesar de que no se hayan tenido que gastar mucho para hacerlas. No es que te estés riendo todo el rato, pero tiene puntos en los que no puedes no controlar ciertas carcajadas. No tiene desperdicio, les da igual todo, cuanto más sinsentido lo puedan hacer, mejor, y aún así, te la puedes tomar en serio. Por esto, si eres de esas personas que no entienden el humor, no te la recomiendo, de lo contrario, tienes que verla, porque entiendas o no el mensaje, el buen rato te lo llevas.
Ahora que comprendemos la estructura del filme, debemos entender lo que los directores han querido representar. Por un lado, entra de lleno en la ciencia ficción de los multiversos y en las infinitas vidas que uno vive al mismo tiempo, obviamente, con su correspondiente villano interdimensional, pero, por otro lado, nos mantiene con los pies en la tierra mostrando las vicisitudes que deben afrontar cada uno de los integrantes de una familia en un día corriente. Un entremesado de escenas fantásticas y de acción, impregnada de un estupendo kung-fu, con un ligero toque de drama necesario para transmitir la idea de la película, que para no hacer spoilers, no voy a decir cuál es. En la introducción, escasos doce minutos, han utilizado los componentes de una unidad familiar humilde, económicamente comprometidos y con carencias emocionales, para representar ciertos problemas humanos que nos encontramos en la sociedad actual pero que la gente, por miedo o por ignorancia, no quieren asumir. Dicha premisa desaparece tras la introducción y es ocultada con una historia fantástica llena de mensajes filosóficos que concluyen cuando se obtiene la conclusión final. No está de más recordar a estas alturas, que lo cuentan en todo momento desde el humor más roto que he visto en el cine convencional.
Así mismo, considero que cada plano, cada chiste, cada vestimenta, cada universo que han mostrado, y cada golpe de filosofía que han arrojado entre risas, estaba más que pensado. Normalmente el cine es así, pero en este caso, cuando lo que uno ve es tan arbitrario, es fácil dejarse llevar por la superficialidad y no llegar a observar el trasfondo, sin embargo, los Daniels (Dan Kwan, y Daniel Scheinert, directores de la película) han sabido en todo momento qué recursos utilizar para que el espectador no solo disfrutase, sino también, entendiera su magnífica obra.
La verdad es que la película empieza, continúa y termina con un sinsentido que le da sentido a la misma. Al más puro estilo de "Swiss Army Man" (película de los mismos directores) intentan conseguir la chorrada más inverosímil posible, y superarla. Enmascaran un mensaje profundo con una parafernalia disparatada, pero que a su vez está bien conseguida, la propia absurdidad hace de sentido, el caos en sí es el orden. Descrito así más de uno podría interpretar que se trata de una película de serie B, pero no, por absurdo que sea lo que aparece en pantalla, hay un par de mentes pensantes detrás que han elegido qué enseñar y cómo hacerlo. Mientras que el cine B suele ser un "copy paste" del brainstorming de la sala de producción de la película, sin importar el presupuesto, en este caso, han sabido qué locas ideas seleccionar a pesar de que no se hayan tenido que gastar mucho para hacerlas. No es que te estés riendo todo el rato, pero tiene puntos en los que no puedes no controlar ciertas carcajadas. No tiene desperdicio, les da igual todo, cuanto más sinsentido lo puedan hacer, mejor, y aún así, te la puedes tomar en serio. Por esto, si eres de esas personas que no entienden el humor, no te la recomiendo, de lo contrario, tienes que verla, porque entiendas o no el mensaje, el buen rato te lo llevas.
Ahora que comprendemos la estructura del filme, debemos entender lo que los directores han querido representar. Por un lado, entra de lleno en la ciencia ficción de los multiversos y en las infinitas vidas que uno vive al mismo tiempo, obviamente, con su correspondiente villano interdimensional, pero, por otro lado, nos mantiene con los pies en la tierra mostrando las vicisitudes que deben afrontar cada uno de los integrantes de una familia en un día corriente. Un entremesado de escenas fantásticas y de acción, impregnada de un estupendo kung-fu, con un ligero toque de drama necesario para transmitir la idea de la película, que para no hacer spoilers, no voy a decir cuál es. En la introducción, escasos doce minutos, han utilizado los componentes de una unidad familiar humilde, económicamente comprometidos y con carencias emocionales, para representar ciertos problemas humanos que nos encontramos en la sociedad actual pero que la gente, por miedo o por ignorancia, no quieren asumir. Dicha premisa desaparece tras la introducción y es ocultada con una historia fantástica llena de mensajes filosóficos que concluyen cuando se obtiene la conclusión final. No está de más recordar a estas alturas, que lo cuentan en todo momento desde el humor más roto que he visto en el cine convencional.
Así mismo, considero que cada plano, cada chiste, cada vestimenta, cada universo que han mostrado, y cada golpe de filosofía que han arrojado entre risas, estaba más que pensado. Normalmente el cine es así, pero en este caso, cuando lo que uno ve es tan arbitrario, es fácil dejarse llevar por la superficialidad y no llegar a observar el trasfondo, sin embargo, los Daniels (Dan Kwan, y Daniel Scheinert, directores de la película) han sabido en todo momento qué recursos utilizar para que el espectador no solo disfrutase, sino también, entendiera su magnífica obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Nos presentan a una madre, Evelyn Quan, nuestra protagonista, cabeza de familia, encargada de una lavandería de futuro incierto y que es consumida por el estrés, un padre (Waymond) a quien menosprecian su hombría por ser bondadoso, un abuelo decepcionado con su hija (Evelyn) por no aceptar la vida de esta, y una hija cuyos sentimientos son ignorados por su madre.
Una vez que la premisa de la obra se establece correctamente, los caminos que elige cada director para llegar a su conclusión pueden ser tan diferentes como universos hay en esta película. Dan Kwan y Daniel Scheinert han presentado su idea en poco más de diez minutos pero han estado durante dos horas follandose nuestra mente. Al concluir la introducción, el enfoque de la película cambia radicalmente, conforme pasan los fotogramas la idea presentada comienza a desaparecer. Cuanto más irrealista es todo más lejos estamos del origen. Tras la introducción, el cual asienta las bases de la cordura, comienza una descabellada obra de arte: una madre al abismo del colapso descubre, con la ayuda de su marido de otro universo, que es la única capaz de salvar el multiverso, que corre peligro por un poder superior, su hija. Para ello debe aprender a conectarse psíquicamente con sus yoes de otros universos y así reunir los conocimientos necesarios para vencer al mal que todo lo acecha. En resumidas cuentas, un disparatado argumento clasista que se asienta poco a poco conforme lo que ocurre en la peli es cada vez más absurdo y divertido, como cuando dos matones deben meterse objetos fálicos por el culo para poder pelear, y pelean, sí que pelean... Universos donde la gente tiene salchichas gigantes por dedos, otros donde Mapachouille es real etc.
En mi opinión, Dan Kawn y Daniel Scheinert, utilizan este extravagante argumento para mandar el verdadero mensaje, y es que, entre tanta chorrada bien ejecutada, te meten hostias con la mano abierta de filosofía en todo el pecho. Cuando menos te lo esperas, con el paraje más arbitrario que se les pueden ocurrir, sueltan auténticas bombas de verdad; como una escena en la que se encuentran dos pequeñas rocas ante un paisaje enorme, digno del cañón del colorado, y hablando entre ellas, a través de subtítulos, se puede leer ante tal inmensidad la siguiente frase: "Cada descubrimiento es tan solo un recordatorio... De que somos pequeños y estúpidos". La propia motivación del villano es una auténtica expresión filosófica, al poder verlo todo obtiene el conocimiento para llegar al la verdad absoluta: "¿Cuál es la verdad? Que nada importa". No hay nada más peligroso que una adolescente dolida a la que no le importa nada, normal que sea una villana interdimensional... Ahora en serio, me encantó la representación del tercer ojo cuando nuestra protagonista es iluminada por el "bagel" de la verdad, colocándose así misma un ojo saltarín en mitad de la frente, ojito con los illuminatis.
Hay muchos detalles con los que podría entretenerme analizandolos, pero sin lugar a duda el más contundente se encuentra en la recta final de la peli, cuando el marido suelta el monólogo bidimensional, punto de inflexión en el que la locura empieza a desvanecerse. Waymond da un golpe sobre la mesa y demuestra que su bondad no es síntoma de inocencia, que su amabilidad es una estrategia necesaria para poder sobrevivir, en cuestión de segundos, Waymond manda un contundente mensaje a la sociedad: la gente buena no es tonta, simplemente se defienden a su manera, todos somos luchadores. El mismo monólogo cierra el arco filosófico y enlaza con la premisa que los directores habían propuesto en la introducción, ¿cómo se arregla una familia al borde del colapso? Waymond ha dado la respuesta; escuchando. Evelyn comprende que luchar por la familia es inútil si no formas parte de ella. Así termina la película, con un bonito mensaje; apartar vuestros sentimientos de vez en cuando para poder sentir lo que sienten los demás, ser empáticos y se solucionará cualquier malentendido.
Una vez que la premisa de la obra se establece correctamente, los caminos que elige cada director para llegar a su conclusión pueden ser tan diferentes como universos hay en esta película. Dan Kwan y Daniel Scheinert han presentado su idea en poco más de diez minutos pero han estado durante dos horas follandose nuestra mente. Al concluir la introducción, el enfoque de la película cambia radicalmente, conforme pasan los fotogramas la idea presentada comienza a desaparecer. Cuanto más irrealista es todo más lejos estamos del origen. Tras la introducción, el cual asienta las bases de la cordura, comienza una descabellada obra de arte: una madre al abismo del colapso descubre, con la ayuda de su marido de otro universo, que es la única capaz de salvar el multiverso, que corre peligro por un poder superior, su hija. Para ello debe aprender a conectarse psíquicamente con sus yoes de otros universos y así reunir los conocimientos necesarios para vencer al mal que todo lo acecha. En resumidas cuentas, un disparatado argumento clasista que se asienta poco a poco conforme lo que ocurre en la peli es cada vez más absurdo y divertido, como cuando dos matones deben meterse objetos fálicos por el culo para poder pelear, y pelean, sí que pelean... Universos donde la gente tiene salchichas gigantes por dedos, otros donde Mapachouille es real etc.
En mi opinión, Dan Kawn y Daniel Scheinert, utilizan este extravagante argumento para mandar el verdadero mensaje, y es que, entre tanta chorrada bien ejecutada, te meten hostias con la mano abierta de filosofía en todo el pecho. Cuando menos te lo esperas, con el paraje más arbitrario que se les pueden ocurrir, sueltan auténticas bombas de verdad; como una escena en la que se encuentran dos pequeñas rocas ante un paisaje enorme, digno del cañón del colorado, y hablando entre ellas, a través de subtítulos, se puede leer ante tal inmensidad la siguiente frase: "Cada descubrimiento es tan solo un recordatorio... De que somos pequeños y estúpidos". La propia motivación del villano es una auténtica expresión filosófica, al poder verlo todo obtiene el conocimiento para llegar al la verdad absoluta: "¿Cuál es la verdad? Que nada importa". No hay nada más peligroso que una adolescente dolida a la que no le importa nada, normal que sea una villana interdimensional... Ahora en serio, me encantó la representación del tercer ojo cuando nuestra protagonista es iluminada por el "bagel" de la verdad, colocándose así misma un ojo saltarín en mitad de la frente, ojito con los illuminatis.
Hay muchos detalles con los que podría entretenerme analizandolos, pero sin lugar a duda el más contundente se encuentra en la recta final de la peli, cuando el marido suelta el monólogo bidimensional, punto de inflexión en el que la locura empieza a desvanecerse. Waymond da un golpe sobre la mesa y demuestra que su bondad no es síntoma de inocencia, que su amabilidad es una estrategia necesaria para poder sobrevivir, en cuestión de segundos, Waymond manda un contundente mensaje a la sociedad: la gente buena no es tonta, simplemente se defienden a su manera, todos somos luchadores. El mismo monólogo cierra el arco filosófico y enlaza con la premisa que los directores habían propuesto en la introducción, ¿cómo se arregla una familia al borde del colapso? Waymond ha dado la respuesta; escuchando. Evelyn comprende que luchar por la familia es inútil si no formas parte de ella. Así termina la película, con un bonito mensaje; apartar vuestros sentimientos de vez en cuando para poder sentir lo que sienten los demás, ser empáticos y se solucionará cualquier malentendido.