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España España · Piedrabuena
Voto de Kirry Burrio:
7
Drama Basada en hechos reales. Una familia burguesa decide desprenderse de todos sus bienes y vivir según una concepción espiritual del mundo, que llevarán hasta las últimas consecuencias... (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2017
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Antes de comenzar a producir El Séptimo Continente, Haneke leyó una noticia de un periódico en la que aparecía el peculiar suicidio u homicidio de una familia en su propia casa, con todas sus pertenencias destruidas por la morada. Este hecho produjo una gran reflexión en el creador, que intentó ahondar en las causas de las muertes y averiguar los motivos que habían llegado a acabar con sus vidas. De esta reflexión nació El Séptimo Continente, la ópera prima del autor y una película que contiene muchos de los elementos que han hecho grande su cine.

Tradicionalmente, la gran mayoría de directores y artistas cinematográficos se esfuerzan en mostrarnos una información completa de lo que aparece en pantalla, apoyándose en recursos narrativos y formales (movimientos de cámara, dinamismo entre planos, música extra-diegética...etc) que refuercen sus intenciones. Obviamente Haneke no podía ser así. Desde los primeros instantes del filme, observamos una alteración de las formas al realizar y percibir cine mediante la muestra de una 'pequeña' información de todo lo que contiene la escena, logrando mostrar la deshumanización de la clase burgués. ¿Cómo lo consigue? haciendo énfasis en los objetos y bienes que posee la familia y apoyándose en unos colores fríos y pálidos que transmitan la sensación de lejanía entre cada miembro. Los días pasan y la cíclica vida burgués continúa su trayecto una y otra vez, centrándose únicamente en los pequeños detalles sin importancia como el color de un cepillo de dientes dentro de una pila de vasos clonados. El diálogo escasea y son las propias acciones de los personajes y el entorno los que nos dan la información necesaria para captar las intenciones del autor.

Apoyado en una aparente simpleza de las formas de narrar, Haneke realiza exactamente lo mismo en cuanto a su forma de rodar. Los planos fijos y esporádicos travellings de cámara resultan suficientes para mostrar la realidad que nos presenta ante nuestros ojos, junto con la ausencia de música extra-diegética en favor a un refuerzo de la diegética. Como se ha mencionado antes, el temor ante resultar aburrido e irritante es nulo, por lo que el autor no duda en utilizar la inacción para llevar el ritmo de la trama. Además, ya aparecen dos recursos que tendrán gran presencia durante su cine: cortes a negro de unos segundos durante el metraje y tomas que duran más de lo que deberían durar. ¿El motivo? puede tener diferentes interpretaciones, pero considero que es una mezcla entre provocar malestar en el espectador y generar una tensión y misterio necesarios para el correcto avance de los acontecimientos.

Unos acontecimientos que, por cierto, se verán acompañados de tímidas escenas de una playa onírica (El Séptimo Continente) que se intercalará entre las secuencias del filme. Y es que este lugar representa lo intangible y espiritual, mostrándose tan diferente a la acomodada vida burguesa en la que los personajes se dan cuenta que están muertos. ¿De qué sirve limpiar el parachoques de mi automóvil si lo de dentro no funciona? ¿De qué sirve dedicar una vida al empleo y la posesión de muebles? por ahí deribarán los derroteros del filme, que se dirigirá a una conclusión final bastante rompedora y, sobre todo, perturbadora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kirry Burrio
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