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4
30 de marzo de 2018
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un comienzo prometedor se transforma por obra y gracia del director en un relato absolutamente predecible. En conjunto es una invitación colectiva a una fiesta endofóbica.
Siempre que se tenga disposición para ello, existe una razón por la cual odiar al otro, independientemente de que sea o no proporcionado al caso. Además de toda la vida ha existido un delito tipificado para lo que es en sí el argumento de la película, "el de la realización arbitraria del propio derecho", esto es, que aunque se ostente o se pueda ostentar un derecho a favor de uno, se actúa fuera de las vías legales (elude la vía judicial) para realizar un derecho propio, sin acudir a los mecanismos judiciales pertinentes y usando métodos que no son legales.
Un ser externo somete a una familia y "supuestamente" existe un pretexto o justificación para ello. El problema es que para que transcurra la historia no se focaliza hacia un individuo en concreto sino que se hace hacia toda una unidad familiar. Y podemos entenderlo o no.
Para mantener el tono se carga mucho trabajo a las espaldas de las dotes interpretativas de Ramiro Blas en el papel de villano. Y la verdad es que lo sostiene pero a base de sacrificar al personaje abusando de caracterizarlo como alguien enfermizo y eso le resta credibilidad. Todos hemos conocido a alguien similar, alguien que aquejado de padecimiento (la mayoría de las veces por causa de larga enfermedad) se deshumaniza y se tuerce en su carácter viviendo en un universo en el que el dolor y el padecimiento se apodera del espacio y es el que adquiere protagonismo propio. Eso es lo que transmite y no sabemos si intencionadamente o no
Del reparto casi todos cumplen de manera sobrada aunque Zack Gomez tiene notas discordantes. No termina de dar la justa medida. O se pasa o no llega.
A mi la película no me ha gustado. No es edificante ni tiene moraleja. Y toca mucho las narices que en EE UU adquiera tanta relevancia. Denota la imagen equivocada que se tiene de todos nosotros y la verdad es que así lo que se consigue es quedar como un Alfred Hitchcock de medio pelo, por lo menos frente a tus compatriotas. Aún así el americano medio parece ser que se la compra al autor, lo que ya da una idea aproximada del nivel que tiene el público de allá El fomentar todo esto, dando pie a equívocos no me parece bien.
Siempre que se tenga disposición para ello, existe una razón por la cual odiar al otro, independientemente de que sea o no proporcionado al caso. Además de toda la vida ha existido un delito tipificado para lo que es en sí el argumento de la película, "el de la realización arbitraria del propio derecho", esto es, que aunque se ostente o se pueda ostentar un derecho a favor de uno, se actúa fuera de las vías legales (elude la vía judicial) para realizar un derecho propio, sin acudir a los mecanismos judiciales pertinentes y usando métodos que no son legales.
Un ser externo somete a una familia y "supuestamente" existe un pretexto o justificación para ello. El problema es que para que transcurra la historia no se focaliza hacia un individuo en concreto sino que se hace hacia toda una unidad familiar. Y podemos entenderlo o no.
Para mantener el tono se carga mucho trabajo a las espaldas de las dotes interpretativas de Ramiro Blas en el papel de villano. Y la verdad es que lo sostiene pero a base de sacrificar al personaje abusando de caracterizarlo como alguien enfermizo y eso le resta credibilidad. Todos hemos conocido a alguien similar, alguien que aquejado de padecimiento (la mayoría de las veces por causa de larga enfermedad) se deshumaniza y se tuerce en su carácter viviendo en un universo en el que el dolor y el padecimiento se apodera del espacio y es el que adquiere protagonismo propio. Eso es lo que transmite y no sabemos si intencionadamente o no
Del reparto casi todos cumplen de manera sobrada aunque Zack Gomez tiene notas discordantes. No termina de dar la justa medida. O se pasa o no llega.
A mi la película no me ha gustado. No es edificante ni tiene moraleja. Y toca mucho las narices que en EE UU adquiera tanta relevancia. Denota la imagen equivocada que se tiene de todos nosotros y la verdad es que así lo que se consigue es quedar como un Alfred Hitchcock de medio pelo, por lo menos frente a tus compatriotas. Aún así el americano medio parece ser que se la compra al autor, lo que ya da una idea aproximada del nivel que tiene el público de allá El fomentar todo esto, dando pie a equívocos no me parece bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pues bien. Resulta que un padre odontólogo español (no argentino) y pederasta, ataca a su hija y a una amiguita del cole después de narcotizarlas y el padre de esta se coge la justicia por su mano. Para eso secuestra a la hija, envía un mensaje en el que se autoinvita por la noche a la casa familiar con el pretexto de hablar amenazando que en lugar de eso va matar a la pequeña (¿?) y una vez ahí se dedica a torturar a la familia toda entera, como si el culpable real del daño ocasionado a su hija fuera la institución familiar, no el delincuente que ha cometido el abuso. Una especie de festival del horror que siembra la desconfianza y aterroriza gratuitamente.
Con eso se genera una atmósfera de violencia pornográfica generalizada en el que se fomenta un sentimiento de culpabilidad de proporciones bíblicas.
A todas estas la actuación policial es una anécdota y la pasividad de los padres escandalosa (pegan un cartelito en un árbol y listo). Ni se les ocurre llamar a los otros papas, ni una triste batida, ni van al colegio... Nada de nada. Pero para lo que si están listos y dispuestos, después del poner el cartelito, es para abrir su casa de par en par al primer desaprensivo que les quiera acosar. Todo muy verídico ¿verdad?
Con eso se genera una atmósfera de violencia pornográfica generalizada en el que se fomenta un sentimiento de culpabilidad de proporciones bíblicas.
A todas estas la actuación policial es una anécdota y la pasividad de los padres escandalosa (pegan un cartelito en un árbol y listo). Ni se les ocurre llamar a los otros papas, ni una triste batida, ni van al colegio... Nada de nada. Pero para lo que si están listos y dispuestos, después del poner el cartelito, es para abrir su casa de par en par al primer desaprensivo que les quiera acosar. Todo muy verídico ¿verdad?