La cinta protagonizada por Tom Holland, a quien vimos por primera vez bajo el traje de arácnido en la tercera entrega de Capitán América, consigue un balance perfecto entre humor y acción, adquiriendo el sello característico de una producción de Marvel. Asimismo, sabe equilibrar las caras de lo sobrenatural con la humanidad del superhéroe, haciéndola un tanto realista.

No se enreda en explicar, una vez más, el origen de Spider Man, como ya se había hecho en sus anteriores producciones cinematográficas. Más bien, describe la vida de un chico de 15 años, que “simplemente” fue picado por una araña y adquiere habilidades especiales.

Spider Man: Homecoming, presenta un Peter Parker más joven e inmaduro, torpe, impaciente e inteligente como siempre. Además, a diferencia de los otros, carece el trauma de la muerte de su tío Ben, ya que esa figura no existe aquí. No obstante, es Iron Man quien adopta un papel más cercano a lo que vendría siendo una especie de padrino. Durante todo el largometraje, Peter está acompañado de Ned, su mejor amigo de la escuela, quien es el único que sabe de su identidad secreta y le presta apoyo durante su pelea final contra el antagonista de esta historia: El Buitre, interpretado por Michael Keaton.

Es una película hecha para verla en la pantalla grande, es entretenida y liviana, tiene buenos momentos de acción y se puede apreciar una buena continuidad de la historia, la cual siempre mantiene atento al espectador. Los efectos especiales están bien logrados y, a ratos, sorprende con situaciones inesperadas.

Como todas las películas del universo cinematográfico de Marvel, Spider Man tuvo su antesala para ser presentado oficialmente como el nuevo vengador que se suma al clan de The Avengers.