— Hija mía, ¿por qué no quieres comer más placenta al ajillo?
— Porque no sé si Ethan Hunt va a poder salvar el mundo… por cuarta vez.
— Tranquila que a Ethan siempre se le ocurre algo.
— Pero estoy preocupada porque le veo muy viejuno para todos esos trotes…
— Pero niña, ¿cuántos años piensas que tiene Tom Cruise?
— Pues treinta, los que se tiene a la tercera-edad, ¿no?
[…]
— Tengo que contarte algo… Tom tiene… la edad… para aparecer en “Los mercenarios 2”…
— Pero si en el trailer y en las fotos tiene menos arrugas que Justin Bieber… ¡Mamá, es imposible!
— Por eso, hija mía, la película se llama “Misión Imposible: Protocolo Fantasma”.

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Seré breve: es la mejor parte de todas e incluso es súper-entretenida, súper-cara y con ramalazos cómicos que funcionan y se agradecen; pero también seré sincero: yo a los videojuegos… juego en casa y con los mandos en mi mano. Ver durante más de dos horas secuencias cinemáticas espectaculares (y completamente irreales divididas en grandes actos a modo de fases) al final acaba cansado, y mucho. Brad Bird se ha equivocado porque “Misión Imposible 4” tenía que ser una película de animación o la precuela de “Matrix”.

Los tipos corrientes como John McClane sí que molaban pero ahora con la moda de los agentes secretos y su entrenamiento que les convierten en superhéroes salvadores de un mundo lobotomizado acaban por parecer una parodia. Todo está tan coreografiado y el ambiente impuesto tan original como orquestal que parece un gran anuncio aunque realmente no se sepa qué es lo que anuncia realmente. Entre ‘La semana fantástica de El Corte Inglés’ y el hit de Mecano, ‘Hawaii-Bombay’ Bird despliega un excelente bufet de medios, explosiones, caídas, re-caídas y re-re-re-caídas. El término ‘fantasmada’ que inducido por la ‘ciencia ficción bonita-buena-y-nada-barata’. ¡Cuánta leche… y qué bonita! ¡Cuánta explosión… y qué preciosa! ¡Qué coche más maravilloso… a juego con el traje de Tom! Saquen sus dedos de entre las butacas para señalar que aquí nada es de mala educación.

Lo que está claro es que toca renovarse o morir. La vestimenta de Ethan Hunt quiere ser actual y se inspira (y roba) en lo que parece un cruce de Jin Kazama de “Tekken 4” y Justin Bieber para volver locas a todo tipo de masas. A mi masa, tanto cerebral como muscular del corazón, al parecer no.